COMPARTIENDO CONOCIMIENTO





La vida es un caminar...
y cada día que pasa un avanzar.

jueves, 24 de octubre de 2013

Reflexionando desde la poesía: INSTANTES





"La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse".
Joaquín Sabina




Como  haciendo  el  pare de una  esquina en el  callejón  de nuestro  destino, un momento de nuestra existencia nos detiene para  hacer una pausas en el itinerario de  nuestra  vida. La mirada cargada  de  recuerdos y el corazón invadido de  melancolías, reproches y  arrepentimientos, son el  reflejo  de un  presente que hace  reclamos  al  pretérito; y ante la carencia  de  todo argumento, solo queda  un frustrado anhelo de  detener lo que ya  ha  dicho hasta luego.  

El cansancio de haber  corrido inútilmente tras una quimera que nunca tuvimos, nos  hace balance de lo que no vivimos. 

¿Cuántas personas  llegaron a hacernos compañía y solo vimos su despedida?  días cargados  de  sorpresas  que pasaron como simple  rutina, años de inocencia y libertad en una infancia que solo  vimos  pasar, para luego  abrir los ojos y darnos cuenta que ya no éramos niños, sino jóvenes  presos de una  sociedad. Inocentemente convencido que la vida  se paralizaba en ese  punto del  camino,  creímos  vivir,  sin saber  de  qué  modo, sin tener un qué  ni  para qué. El resultado final es que ya no somos niños, ya no somos  jóvenes; ya, se nos  acaba  la  vida. 


Ante  tal balance, confundidos no sabemos qué  es lo que más miedo nos  da. Si es  saber  que  nos  vamos  a morir, o saber  que en verdad nunca hemos  vivido, y no  tanto el no haber  vivido, como el  descubrir que si no  lo hicimos la  cinta es  irreversible; y cuanto menos de ella queda, mayor  es la confusión que al final termina con una  angustiante desesperación. 


Es ahí cuando reconocemos que la  vida  es  un instante que  se  pasa  en un abrir y  cerrar  de ojos, un soplo que  pasa  con el viento;  y ante  tal inmediatez  no  hay otro camino que vivir, no hay otro camino  que  comprender  que  todo  en esta corta existencia ha  de  pivotar sobre  ese  punto céntrico que le  da  razón y sentido a  lo  demás.  


Adentrado en reflexionar sobre  lo importante  de  tomar  consciencia de  la  vida  en el aquí  y  el ahora, en esta  ocasión quiero compartir  un poema  de  confusa  autoría atribuido  al argentino  Jorge Luis  Borge o a la norteamericana Nadine Stair, tema  en el que no  me  centraré en esta  reflexión, en el cual el  autor o  autora, al llegar  a  cierto  instante  de  su vida logra  descubrir  que ya  se  le  ha  pasado; y como  pidiendo una  revancha, expresa todo  aquello que le gustaría hacer. Pero desdichadamente  ya no tiene  fuerzas,  ya no tiene tiempo, ya no tiene  vida  para  ello.


INSTANTES

Si pudiera vivir nuevamente mi vida.
En la próxima, trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.

Sería menos higiénico, correría más riesgos.
Haría más viajes, contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.

Iría a más lugares donde nunca he ido,
comería más helados y menos habas.
Tendría mas problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente
cada minuto de su vida.
Claro que tuve momentos de alegría, pero si pudiese volver atrás,
trataría de tener solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, solo de momentos.
No te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca iba a ninguna parte, sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas.
Si pudiese volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir, comenzaría a andar descalzo a principios de la primavera y seguirá así hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres y jugaría con niños.
Si tuviera otra vez la vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.


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