COMPARTIENDO CONOCIMIENTO





La vida es un caminar...
y cada día que pasa un avanzar.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Formación y desarrollo: DÍGALE NO A SU JEFE, DÍGALE NO A SU COLEGA.

Cuándo decir “SI”, cuándo decir “No”.
Tome el control de  su vida.
(Henry Cloud y John Townsed)


Dígale NO  a su jefe, dígale  NO  su colega.



Tener que  llevar  trabajo  adicional  a  la  casa, realizar   tareas que no le  corresponden, trabajar con frecuencia horas  extras;  son los  síntomas  de una falta  de límites en el trabajo que tienen sus  efectos  finales  en  el  agotamiento físico o mental, la pérdida de motivación por el trabajo  y un profundo  malestar interior  al sentir que abusan de  usted y  usted deja  que lo hagan. La falta  de oportunidades  laborales, el temor a desaprobar a un jefe, o  a un compañero de trabajo, pueden ser la aparentes  causas que  le  conllevan a  aceptar  tales  situaciones. Sea  cual sea  la  razón, lo cierto es  que  quien vive  este panorama tiene  un  gran problema que  resolver a través  del establecimiento de límites o la búsqueda de un nuevo empleo.

Quizás  decirle  que no  a un jefe  puede ser  una  decisión difícil  de  tomar, pero la  única posible  para  darle  fin a un problema y es necesario correr  el riego ya  sea que  este  lo entienda  y cambie su  mal  proceder, o en el peor de los escenarios,  le despida obligándole  a  buscar  otra  solución a  su situación.

Decirle  que no  a un  colega cundo tratara  de  descargarle sus  tareas puede  llevar a que  se  enoje con usted y lo critique tratando de manipularle para que  usted no se libere, si se quiere  liberar  debe entender que  ese enojo es  un mecanismo para controlarle y que  su crítica es irracional, no se  enoje  con él, solo mantenga  sus límites, aclárele sus  responsabilidades y no entre en su  juego y en el peor  de los casos es mejor mantener la distancia, esas  actitudes de un colega  son los síntomas de que no le  conviene tenerlo  cerca.

Si  se ponen las reglas  de juego claras  desde  el inicio la  otra persona  sabrá hasta dónde puede llegar con usted, si  lo deja  avanzar  es más  difícil sacarlo de  su  territorio que  no dejarlo entrar.

Poner límites  de  entrada es fundamental para que usted pueda  desarrollar su trabajo de manera  responsable y  los  demás  hagan  el  de ellos como les corresponde, no tiene usted por que  correr  con la falta de planeación y compromiso de los  demás. Decirles que no se convierte en una  oportunidad  para  que  su  jefe o  su  colega pueda  reflexionar y tomar  correcciones a tiempo de  su mal proceder.

Los doctores Cloud y John Towsend  en su libro LIMITES, hacen un buen planteamiento sobre  este problema  que llevan muchas personas en su campo laboral,   y a  la vez proponen algunas  pautas  importante  para  afrontar la  situación:

1.    Ponga límites a  su  trabajo.  Decida cuántas  horas  extras  está dispuesto a  trabajar. En algunas  ocasiones se puede  requerir  un apoyo en momentos  críticos  o estacionales y está bien hacerlo como  reflejo  de un compromiso con la  organización, pero lo importante  es  que  usted decida cuánto  tiempo dedicará  y cuántas  veces lo hará, sin dejar  que  lo absorba  el trabajo y le impongan horas  extras con su  desacuerdo.
2.    Revise las descripciones  de tareas. Es importante  conocer  cuáles  son las  responsabilidades, tareas  o funciones que  le corresponde en su puesto de  trabajo y de manera  honesta determine si  son equitativas  para  el tiempo de su horario laboral, el tiempo que  fue  contratado o  el  plazo definido si es  por objetivos. Las  descripciones  de  un puesto de  trabajo son claves  para  determinar límites y saber qué  le corresponde a  usted  y qué  le  corresponde a su jefe o a  su colega.  
3.    Solicite  una cita con su jefe para  discutir  la sobrecarga  de tareas. Saque una lista de los compromisos, tareas  o actividades a realizar en el mes de acuerdo a la planeación y responsabilidades de su puesto, si son excesivas, reúnase con su jefe;  revísenla juntos  y pídale que  se las  organice  según su prioridad  e importancia, así  usted  se concentrará en aquello que  es  importante  o  prioritario. Es necesario expresar  la  sobrecarga para  ponerle  los limites, si el jefe mantiene posiciones irracionales y se niega  a escuchar acuda  a otra  instancia según su conducto regular y en  el peor  de los  casos véalo  como un  signo de la necesidad  de buscar  otro empleo u  otro medio  de  subsistencia.
      
      Recuerde que usted pone los límites, los demás llegan hasta  donde  usted  lo permita. Decirle  no a  un jefe, no  es irrespeto; decirle no a un colega, no  es ser mal  compañero, la  línea  fronteriza  la  traza  los deberes y los derechos de cada uno, usted tiene  el deber  de cumplir con su trabajo; pero tiene el derecho a no  hacer  el trabajo de los  demás. 

martes, 20 de mayo de 2014

Formación y desarrollo: DE RECURSO HUMANO A CAPITAL HUMANO

De recurso humano  a capital humano.

" El mundo no paga a los hombres por lo que saben, les paga por lo que hacen o inducen a otros  a  hacer"
(Napoleón Hill)



Si una   organización es un sistema  que  dispone de un conjunto de  recursos materiales, económicos, tecnológicos y humanaos que son gestionados para alcanzar, mediante  una estrategia, sus objetivos sociales y  económicos, queda  claro que las personas que la integran en primera instancia son un recurso  más con el que cuenta la organización; no obstante, mirar a las personas  desde  esa óptica es una  perspectiva  reducida y utilitarista  que impide  ver  todo el valor que  hay en ellas.

Por ende, quienes  tienen la  responsabilidad de  gestionar  a  las  personas en una organización asumen  una misión importante que les conlleva a apoyar a dichas personas para que saquen su  máximo potencial desarrollando su talento humano convirtiéndose  en capital humano, para dejar de  ser  un mero recurso.

Lamentablemente una persona  se  puede  pasar  gran parte de  su vida en una organización sin dejar  de  ser  un mero  recurso, es  decir alguien que se reconoce porque aparece inventariado en las métricas de la empresa, que hace estrictamente lo que  le  corresponde  o  necesita de control permanente para que haga lo que le  mandan, es decir aporta  lo mínimo. Quien se encuentra en esta  situación por  las múltiples  razones que le conlleven a  ser  así, ya sea por  desmotivación a causa de falta de  formación, por un mal clima  laboral,  o por  estar  en un puesto equivocado; es una persona  que no ha  pasado del nivel  más  básico de  su desarrollo personal y profesional, lo que le hace ser contado como un mero recurso humano de la  organización.

Por otra parte, dejar  de ser recurso humano para convertirse en  talento humano es desarrollar las  capacidades  que se poseen, una  persona  se convierte en talento humano cuando  es  capaz  de ir  más  allá del mínimo, cuando contribuye con sus conocimientos al  desarrollo de  los procesos organizacionales. En esta  etapa  del desarrollo profesional la  persona saca provecho de  su  experiencia, aprende  de los errores  cometidos y evitan  que  se  vuelvan a cometer, aportando ideas para mejorar. En esta parte del proceso juega un papel  importante las  habilidades desarrolladas, pero de manera especial la  curva  de  aprendizaje  de la  persona, el conocimiento adquirido que se logra  sistematizar mediante un proceso de  gestión del conocimiento que permite transformar  el  conocimiento individual en conocimiento colectivo o corporativo, lo que mejora cada día el Know how  de la  organización.

Cuando el conocimiento del talento humano genera  valor  para la organización permitiéndole desmarcarse de  sus competidores, aumentar sus  ventas, mejorar su  posicionamiento, reducir los costes, aumentar  rentabilidad o incrementar  el patrimonio de  la empresa; se puede decir que esta  no  solo cuenta  con un talento humano, sino que  posee un  capital humano que  hace parte de sus activos intangibles, pues  el conocimiento de las  personas en la organización es  capital humano que aumenta las cifras de su  patrimonio.

Por ende, es  fundamental que la organización garantice  procesos  de  desarrollo  personal que le ayuden a las peronas a desatar  sus potenciales, generar  espacios  de participación y autonomía para  que las  perosnas puedan compartir  sus  experiencias, hacer aportes y contribuir al mejoramiento de procesos organizacionales.





Formación y desarrollo: DE RECURSO HUMANO A CÁPITAL HUMANO

De recurso humano  a càpital humano.

" El mundo no paga a los hombres por lo que saben, les paga por lo que hacen o inducen a otros  a  hacer"
(Napoleón Hill)



Si una   organización es un sistema  que  dispone de un conjunto de  recursos materiales, económicos, tecnológicos y humanaos que son gestionados para alcanzar, mediante  una estrategia, sus objetivos sociales y  económicos, queda  claro que las personas que la integran en primera instancia son un recurso  más con el que cuenta la organización; no obstante, mirar a las personas  desde  esa óptica es una  perspectiva  reducida y utilitarista  que impide  ver  todo el valor que  hay en ellas.

Por ende, quienes  tienen la  responsabilidad de  gestionar  a  las  personas en una organización asumen  una misión importante que les conlleva a apoyar a dichas personas para que saquen su  máximo potencial desarrollando su talento humano convirtiéndose  en capital humano, para dejar de  ser  un mero recurso.

Lamentablemente una persona  se  puede  pasar  gran parte de  su vida en una organización sin dejar  de  ser  un mero  recurso, es  decir alguien que se reconoce porque aparece inventariado en las métricas de la empresa, que hace estrictamente lo que  le  corresponde  o  necesita de control permanente para que haga lo que le  mandan, es decir aporta  lo mínimo. Quien se encuentra en esta  situación por  las múltiples  razones que le conlleven a  ser  así, ya sea por  desmotivación a causa de falta de  formación, por un mal clima  laboral,  o por  estar  en un puesto equivocado; es una persona  que no ha  pasado del nivel  más  básico de  su desarrollo personal y profesional, lo que le hace ser contado como un mero recurso humano de la  organización.

Por otra parte, dejar  de ser recurso humano para convertirse en  talento humano es desarrollar las  capacidades  que se poseen, una  persona  se convierte en talento humano cuando  es  capaz  de ir  más  allá del mínimo, cuando contribuye con sus conocimientos al  desarrollo de  los procesos organizacionales. En esta  etapa  del desarrollo profesional la  persona saca provecho de  su  experiencia, aprende  de los errores  cometidos y evitan  que  se  vuelvan a cometer, aportando ideas para mejorar. En esta parte del proceso juega un papel  importante las  habilidades desarrolladas, pero de manera especial la  curva  de  aprendizaje  de la  persona, el conocimiento adquirido que se logra  sistematizar mediante un proceso de  gestión del conocimiento que permite transformar  el  conocimiento individual en conocimiento colectivo o corporativo, lo que mejora cada día el Know how  de la  organización.

Cuando el conocimiento del talento humano genera  valor  para la organización permitiéndole desmarcarse de  sus competidores, aumentando sus  ventas, mejorando su  posicionamiento, reduciendo costes, aumentando  rentabilidad o incrementando  el patrimonio de  la empresa; se puede decir que esta  no  solo cuenta  con un talento humano, sino que  posee un  capital humano que  hace parte de sus activos intangibles, pues  el conocimiento de las  personas en la organización es  capital humano que aumenta las cifras de su  patrimonio.

Por ende, es  fundamental que la organización garantice  procesos  de  desarrollo  personal que le ayuden a las peronas a desatar  sus potenciales, generar  espacios  de participación y autonomía para  que las  perosnas puedan compartir  sus  experiencias, hacer aportes y contribuir al mejoramiento de procesos organizacionales.





martes, 13 de mayo de 2014

Formación y desarrollo: TODOS TENEMOS UNA MARCA PERSONAL, NO TODOS POSICIONAMOS NUESTRA MARACA PERSONAL.

“La Marca Personal no es la venta de uno mismo. Sino todo lo contrario. Se trata de aprender a vender nuestro trabajo para no tener que vendernos nosotros”.
(Andrés Pérez  Ortega)

Todos tenemos una marca personal,  no  todos  posicionamos nuestra marca personal.



Así como la marca de una  empresa o un  producto   logra posicionarse  en la mente  de  los  consumidores,  los  seres humanos   logramos posicionarnos en la mente  de los  demás ya sea como  personas o  como profesionales; es decir cada  persona es  percibida de manera  individual  y adquiere una  identidad que le permite diferenciarse en medio  de otros; no obstante, no basta con  tener una marca, lo realmente importante es  tener un  buen   posicionamiento y una buena reputación de nuestra marca personal.

Marca  y reputación están estrechamente relacionadas, de ahí que  el posicionamiento y  reputación  de una marca sean el  reflejo de  su coherencia en el tiempo. La  reputación no  es  solo  cuestión de  imagen y  de  fachada, el buen posicionamiento de nuestra  marca personal es  el resultado de un  proceso de integridad en el que se  mezclan nuestro ser, principios, valores, capacidades, conocimientos; con nuestro  actuar y nuestra manera de hacernos percibir por  los  demás; es  decir el ser  y el parecer están interrelacionados.

Es probable  que  incurramos en la tentación de querer trabajar  solo por la apariencia   a través  del engaño o técnicas para vender imagen, pero la incoherencia de una falsa imagen que no corresponde a un sólido proceso de  identidad o marca, conducirán a que  tarde  o temprano la falsa imagen se  derrumbe, al respecto dice el evangelista  san Lucas (9,16): Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos".

Si queremos  trabajar  nuestra reputación y  la  percepción  que los  demás tienen de nosotros  como profesionales es importante pagar el precio sin querer hacer atajos por lo que se hace necesario trabajar primero en la  consolidación de  nuestro ser que traerá como consecuencia el parecer.

Para  tal fin comparto cuatro ideas que tocan aportes de  profesionales del mundo empresarial y del marketing especializados en el tema  de marca personal, entre los cuales  destaco a Dan Schawbel definido por The New York Time como el gurú de la marca personal y Andrés Pérez Ortega, autor  del  libro Marca personal,  consultor de empresas en gestión de  Branding personal, conferenciasta y profesor  en varias escuelas de negocio.

1.    Identifiquemos nuestra propuesta  de  valor.  Afirma Andrés Pérez “que es lo primero que tenemos que hacer e  identificarlo es dejar de ser marca blanca o un empleado commodity”. Nuestra  propuesta  de  valor es  aquello a lo que nos dedicamos y con lo  que  contribuimos a la empresa, lo que  aportamos en el trabajo para  transformar, mejorar, disminuir e  innovar en los  procesos, problemas y proyectos organizacionales. Nuestra propuesta  de valor  se  soporta en nuestros  puntos  fuertes que nos permiten destacarnos y diferenciarnos de los demás   porque lo hacemos  bien, porque  somos  confiable, porque somos  útiles, solícitos  y  tenemos una manera  efectiva (eficiente y eficaz)  de  hacer algo, dice el libro de los proverbios (22, 29): "¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; no estará delante de los de baja condición".

Como acción fundamental para  identificar la propuesta  de  valor está  el autoconocimiento en el que podemos descubrir nuestras  fortalezas, lo cual  implica  examinarnos para mirar en las experiencia de la vida y  el trabajo  aquellas competencias  que tenemos y que hemos  ido  descubriendo.

2.    Perfeccionemos nuestra propuesta de valor. El mundo de la empresa evoluciona con la misma  rapidez que evoluciona  la  sociedad, los cambios  son permanentes y exigen del empleado la actualización y  el perfeccionamiento de sus  competencias, si nos  estancamos, otro lo hará por nosotros o nos  remplazará una máquina, por ello  necesitamos  evolucionar en nuestra propuesta a  través  de la actualización, la  practica permanente, la innovación, la autoevaluación   y la  formación continua.

Dice el refrán popular  que la práctica  hace al maestro, y  dicen los  expertos que  quienes perfeccionan un arte necesitan al menos diez mil horas  de práctica, de ahí que  la práctica  continua  es fundamental para que nuestra propuesta  de valor se  perfeccione cada  día más.

3.    Comuniquemos  nuestra propuesta  de valor. Dice el evangelio de Mateo(24,14-30) que  aquel hombre  que  recibió los talentos y los  enterró fue  despojado de ellos y se los  entregaron al que  tenía más, puesto que no hizo  uso de ellos; de igual manera, quien tiene capacidades y las  esconde sin comunicarlas es como si no tuviera nada. La mejor manera  de comunicar  es poner al servicio las  capacidades con humildad, pero con confianza en sí  mismo.

Comunicar nuestra marca es hablar bien de notros, haciendo buen uso de los medios de comunicación, de las redes sociales compartiendo nuestros conocimientos y experiencias, es saber mostrar  la mejor imagen de lo valioso que poseemos, pero sobre todo es mostrarnos aportando lo que tenemos a  través del servicio y buen desempeño en la  empresa. Comunicar  lo mejor de nosotros a  través  del servicio es la mejor manera de ganar buena  reputación; cada vez que lo hacemos,  dejamos una huella que es nuestra marca personal.

4.    Seamos constantes en el tiempo. Implica la permanencia de nuestra propuesta  de valor en el tiempo haciéndonos confiables. La constancia es  fundamental para  todo proceso de  éxito en la vida, ya que revela nuestro carácter, refleja nuestros  valores y permite descubrir nuestros principios, quizás esta  sea  la parte más  difícil del proceso, es  en esta parte  donde muchos  se  quedan en el camino haciendo parte del montón,  mientras los  que  logran una buena reputación  se desmarcan y ocupan un lugar especial que les  hace diferentes. Dice San Pablo (1Co 9,24): ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos corren, mas uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. la constancia, en la carrera de la vida es  el pasaporte al exito de esa propuesta de  valor que nos hace diferente y que hemos sabido comunicar.

Fundamental para la  constancia es trabajar nuestro carácter, desarrollar  hábitos que mantengan nuestra motivación y nos  ayude a perseverar en los momentos  de  adversidad, si  alcanzamos constancia alcanzamos el éxito como dice Santiago en su carta (1,4): Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada.