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y cada día que pasa un avanzar.

lunes, 26 de enero de 2015

Formación y desarrollo: NO SOMETERSE, NO SER AGRESIVO(A) PARA SER ASERTIVO(A).

"El sufrir merece respeto, el someterse es despreciable". 
(Víctor Hugo)


No someterse, no ser  agresivo(a) para ser  asertivo(a).

Una  de  las  cosas  que  más nos  puede  costar   en las  relaciones  interpersonales  ya  sean de  amistad,  de   familia,  laboral e incluso  en  el  primer  encuentro  con  una  persona  desconocida, es  saber  cómo  reaccionar  ante  una  situación adversa cuando la  otra persona  trata de vulnerarnos  con un  gesto, una  palabra, una actitud  o una  acción.

Piensa  por  ejemplo que  estás  en una  reunión de  trabajo y  un miembro del  equipo; y además  amigo(a) tuyo,  presenta ante tu jefe  un informe en el  cual  se  atribuye todos  los méritos y esfuerzos  de la  le gestión que  tú has realizado para  alcanzar satisfactoriamente  los  objetivos propuestos en una  misión encomendada al equipo.  Ante  tal situación hay  varias  vías de  reacción motivadas  por nuestra naturaleza  humana; algunas  más  instintivas  otras  más  conscientes y  racionales. Analicemos  las  diferentes  reacciones que surgen del ser  humano ante  la adversidad,   y  sus  posibles  consecuencias.

1.    La sumisión.  Someterse sumisamente  al  adversario es  una reacción instintiva  del  ser humano, que en  eso  se parece  a algunos  animales(por  ejemplo los  cachorros de  leones), quienes  al  enfrentarse a enemigos más  fuertes que  ellos  optan por  someterse volteándose  boca arriba, lo que hace  que  el enemigo se  aleje.  De igual manera los  seres  humanos en muchas  ocasiones optan por  someterse  a  otras personas  ya  sea  por   evitar  confrontaciones, por experimentar  temor ante el otro ya que se sienten  más  débiles, como también por tener algún  tipo de  dependencia con  esa  otra  persona lo que les impide  confrontarla.  Volviendo al  ejemplo  que  he presentado  anteriormente, tomar  una  actitud  sumisa  implicaría dejar  que  ese compañero de  equipo   se  atribuyera  los méritos  de tu  trabajo y no decirle  nada, de  esta manera podrías  evitar confrontaciones, evitar  que  se  disguste  contigo  dejando  que  todo siga normal. Pero a su  vez, esta  reacción que  en el momento puede  permitir  la  calma y que todo  siga  en paz, te puede   conducir a una  tormenta  interior  en la que te sentirás  inconformes  contigo ya que  experimentarás  frustración de  no hacerte  valer y  de  sentir  que  otro  se aprovecha  de ti. No decir nada puede ser una  decisión que  evite  problemas en el grupo, que evite confrontaciones  y  discusiones ante  el  jefe, que  revelarán indicios  de malas  relaciones, de poco  trabajo en equipo y  de que  estás tratando de  sobresalir ante los demás; pero no decir  nada también puede conducir  a que la otra persona continúe  actuando  de la misma manera, cada vez  que  quiera  hacerlo.    En tal  caso la  sumisión  implica experimentar  calma fuera  de ti y un tsunami en tu interior.

2.    La  agresión. La agresión también  es una  reacción primitiva en el ser  humano que al igual que  los  animales reacciona agresivamente  ante  el adversario en busca  de la  defensa  y  preservación personal. Quizás  esta sea  la  reacción más normal por la que muchos  optarían. Llenos  de indignación por el mal proceder de un compañero de equipo  que  usurpa tu trabajo  llegas a  perder el  control  de tus  emociones y no  faltarán palabras para  desmentirle y  hacerle  quedar  mal, e  incluso tu  cerebro segregando cortisol se  dispondrá  para  la  agresión física  si  la  otra  persona persiste  y  continua contraponiéndose. En tal sentido, podrás sentir  que haces  valer  tu  estima y tu  trabajo; es probable  que  logres que la  otra persona  se lo piense  dos  veces  en una  próxima  ocasión cuando quiera meterse contigo. Pero  por  otra parte, también   experimentarás   esa tormenta  externa, en tu interior, ya que te  has descompuesto emocionalmente, has  dado quizás una  mala imagen y la  frustración de  lo acontecido no tardará  en llegar  a la  conciencia experimentando una agridulce  ante lo acontecido. Por un lado cierto aire  de  tranquilidad; por otro, el sinsabor  de tu mala reacción.

3.    La asertividad. La  asertividad  es  una  reacción más  evolucionada en el  ser humano, una  acción más  elaborada que  se produce  en el neocortex o  cerebro más  desarrollado. Implica  un control emocional y  un proceso  racional para abordar  la  situación de  la mejor  manera sin perder  el control  de la misma. Reaccionar  asertivamente  conduce  al incremento saludable de  tu   autoestima  y el  desarrollo  de tus relaciones  interpersonales. En tal sentido  volviendo  al  ejemplo  sobre el cual estamos  reflexionando, una  reacción asertiva implica abordar  la  situación confrontando a tu  compañero sobre el  informe presentado, y el  hecho de otorgarse los méritos del mismo. Seguidamente se hace necesario tener  presente  los  tres pasos para  ser  asertivo: en primer  momento, escuchar  activamente a tu compañero de  equipo; escuchar  bien qué  es  lo que  está  afirmando y por qué dice  que  él  es  el responsable de los  logros que en verdad no son  suyos. Seguidamente se  hace  necesario expresarle  que  entiendes lo que  está  diciendo, que  entiendes sus  razones y quizás  en algo  podrá  tener parte de razón; no obstante,  tú le  expresas tu punto de  vista, le  expones  la  verdad sobre  lo acontecido y comunicas  claramente tu  razones, y  de  esa manera  finalmente  le  expresamos tu deseo  de  que corrija lo afirmado, le pides  respetuosamente   que  no continúe  afirmando  que el trabajo ha sido realizado por él y  que  por  favor  hable  con  la  verdad. 


De acuerdo  a los  estudios  realizados por  autores  representativos se la  asertividad como es el  caso de Daniel Goleman.  Reaccionar  de manera  asertiva te permitirá  expresarte  de  forma  consciente, congruente, clara  directa  y equilibrada, podrás  defender tus  derechos sin la intención de  herir al otro,  actuando desde un estado interior  de  autoconfianza en lugar  de la emocionalidad  limitante  de la  ansiedad, la  culpa o la  rabia.