COMPARTIENDO CONOCIMIENTO





La vida es un caminar...
y cada día que pasa un avanzar.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Píldoras del Evangelio. INDIFERENCIA, LA PUERTA ENTRE EL CONFORT Y LA MISERIA



“No me duelen los  actos  de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena…”
(Martín Luther king) 


Lucas 16, 19-31

INDIFERENCIA, LA PUERTA ENTRE EL CONFORT Y LA MISERIA

Una vez  más  nos  volvemos a  encontrar  la interpelación de  Jesús, a través  de  sus parábolas, sobre  la  incompatibilidad entre el seguimiento a él y  el servicio a  las  riquezas o a los bienes materiales. Como en todas  sus parábolas  expone un rasgo o característica del reino de Dios.

La consecuencia inmediata del apego a  los bienes y  servicio a  las  riquezas materiales es el olvido de las  mínimas  relaciones de  justicia  y de la finalidad de la misma vida (las relaciones).  El servicio a  la  riqueza se convierte en esclavitud a la misma a  tal punto que se pierde la  sensibilidad por el que sufre y se pierde además, el sentido y la finalidad de la misma existencia humana. (Comentario de la Biblia de nuestro pueblo por Luis  Alonso Schörkel).

En su contexto original, la parábola  está  dirigida  a los  fariseos, amigos del dinero, quienes  al escuchar  a Jesús hablar sobre la renuncia a las riquezas, se  burlaron de él. A ellos les dirige esta parábola, que pretende advertirles que la riqueza no solamente no salva (no da vida) sino que frustra total y definitivamente al ser humano. (comentarios bíblicos del P. Adalberto Sierra)

ASPECTOS PARA TENER PRESENTE.

Los  dos personajes, rico y pobre,  representan dos  formas  de vivir, en situaciones de vida y  relación con Dios totalmente  diferentes. Tienen como punto de  encuentro  la muerte, aunque la  experimenten en realidades diversas, uno es  sepultado de manera simple y el otro es llevado al cielo por los  ángeles.  Ahora las  condiciones cambian a ser favorables para el pobre y desfavorables para el rico, lo que demuestra que las  riquezas no garantizan la salvación.

1.    El hombre rico.  Es un personaje  representativo, no tiene nombre, en tal caso identifica  a los dirigentes  del pueblo y se abre la posibilidad de que todo aquel que escuche a Jesús se sienta interpelado. El rico es un hombre ostentoso en su forma de vestir suntuosa y en sus banquetes,  se  jacta en su fortuna material, intelectual y  religiosa;  movido por  una actitud  de indiferencia ante  el pobre que está  a su lado a quien no es  capaz  de ver. Este rico  en realidad  es  un pobre ante  Dios. La parábola  lo describe solitario, acompañado únicamente de sus muchos bienes y su despilfarro. 

2.    El hombre pobre. Identificado con el nombre  de “Lázaro” que significa “Dios ayuda”, corresponde a los desprotegidos, despojados y carentes de  los  recursos materiales y de lo necesario para  vivir dignamente.  Es el  miserable que han sido conducido  a esa  condición de  vida  por  los  dirigentes  del pueblo. No obstante, amado por Dios. A  diferencia  del  rico que vestía  suntuosamente, Lázaro está cubierto de llagas, no en el sentido de impureza, sino que ha  sido herido por el injusto dinero, por  la idolatría al dinero, para  que maldiga al Dios verdadero. (P. Adalberto Sierra)

3.    La puerta de la  casa del rico. Lugar que genera la miseria donde  se encuentra  el pobre y aclama  justicia, lugar  de la postración del necesitado, es  a la vez la barrera entre el pobre y el rico, frontera que los  separa, impide la visibilidad del rico al pobre, fruto de la  indolencia  e indiferencia; es  decir,  ese lugar siempre será la  causa  de la miseria y mientras el rico persista en su actitud  de indiferencia, el pobre está condenado a  vivir en la misma condición.

La indiferencia es tan grande que los perros (paganos o seres irracionales) que rodean a Lázaro tienen mayor compasión por él, que los dirigentes judíos que se consideran cumplidores de la ley.

4.    La condena y la salvación. Las palabras  de Jesús reflejan un sentido futuro “la muerte” y  la “resurrección” peor  a la vez es una  interpelación que conjuga  el ya pero  todavía no de una   visión escatológica. Pues  el efecto de la parábola ha  de  generar   reacción en los  oyentes, de manera  que puedan  hacer  enmienda  de  sus vidas y  cambien su indiferencia ante  la  condición desfavorable  de los que  sufren.

La verdad de nuestro texto se puede interpretar igualmente sobre un horizonte de <profundidad en el presente>. No se trata de esperar  el mañana de la llegada de Dios <o de la muerte> lo que importa es  que nuestra  vida  se  ajuste a las  exigencias  de Dios <y Jesús> que está presente en ella. El fin del mundo no es, por tanto, ningún tipo de mañana; es  el saber  que somos  limitados, nos  hallamos internamente abiertos hacia  Dios y nos podemos encerrar en nuestra propia  realidad de muerte (en el pecado)”. (Comentarios a la Biblia litúrgica)

5.    La petición del rico. Al pedir  que sea enviado Lázaro  a  su familia (que vive  la misma indiferencia) denota  la  manera como este requiere de  un acto extraordinario para la conversión y salvación; además considera que merecen  un trato especial los del grupo de  las  autoridades religiosas. No ve la oportunidad  de enmienda en el amor   a la humanidad  y la práctica  de la justicia.

ENSEÑANZAS.

1.    La Parábola es  una oportunidad para interpelar nuestra inconciencia y  ceguera, ante el sufrimiento y la necesidad  de quienes  están a nuestro lado. Pues el sentirnos separados de su realidad (miseria o sufrimiento) por la  puerta de la  indiferencia y el deleite de nuestra vida  de confort; no nos permite poner en práctica  la misericordia y la compasión. En este sentido no basta pensar solo en los  que  sufren por  carencias materiales, sino todo aquel que experimenta alguna situación de  dolor y sufrimiento.
2.    No solo encarna el papel del rico del evangelio todo aquel que vive en la abundancia de los bienes materiales, que despoja egoístamente a los  demás de lo que tienen o explota miserablemente al  débil; sino, todo aquel que actúa  con indiferencia ante  la necesidad de  quien está  a su lado.
3.    La salvación o condenación de nuestra  vida, la  comenzamos a experimentar desde el aquí y ahora de nuestra existencia. Como el rico del evangelio, podemos  llevar una vida de derroche y abundancia de bienes, pero sumergidos en la  soledad, la  carencia del calor humano y la usencia del amor de Dios, de manera que terminamos siendo tan pobres, tan pobres, que lo único que tenemos son bienes materiales. En la soledad y agonía de ambicionar y cuidar los bienes, comienza la experiencia de condenación.
4.    Cada persona que  Dios pone en nuestro camino es una oportunidad para  construir nuestra  salvación a través del amor  a la humanidad, la  vivencia de la justicia y la puesta en práctica  de la caridad; de manera que no necesitamos pedir  señales  extraordinarias para nuestra conversión y salvación.
5.    Es una pena, que muchas  veces encontremos mayores gestos  de misericordia y solidaridad con  la humanidad, en personas  que no   profesan ser  creyentes, que  aquellos que nos ufanamos de ser  cristianos o creyentes en Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario