Les digo que, de la misma manera habrá más fiesta en el cielo por un pecador que se arrepienta que por noveintanueve justos que no necesutan arrepentirse. (Lc.15,7)
(Lc. 15, 1-10)
UNO ES TAN VALIOSO COMO NOVENTA Y NUEVE
Nos
sitúa
el pasaje bíblico de este
domingo en el
contexto de la Misericordia de Dios frente
a la actitud de la persona que se encuentra perdida, Dios sale a su encuentro, le recupera y luego
comparte la alegría de haber rescatado al que estaba perdido.
En
su conjunto (Lc. 15,1-31) el texto
representa la actitud misericordiosa de
Dios mediante tres parábolas, aunque
para este domingo en la
forma breve (Lc. 15, 1-10) solo
se tomen dos.
En las tres parábolas podemos ver tres tipos de tendencia humana al apartarnos de Dios.
En las tres parábolas podemos ver tres tipos de tendencia humana al apartarnos de Dios.
- Parábola de la oveja: el que se pierde y se deja encontrar, acepta la ayuda y retorna a la comunidad.
- Parábola del Hijo pródigo: el que se pierde pero se da cuenta que estaba perdido, toma conciencia de su situación y retorna a la comunidad.
- Parábola de la moneda: el que se pierde, no se da cuenta de su situación, no toma consciencia de las consecuencias de su perdia y sigue incosnciente en su realidad, no descubre la ayuda de quienes lo buscan.
No obstante, en cualquiera de las situaciones la actitud de Dios es la misma, busqueda y acogida del que está perdido y se represnta en el pastor, la mujer que busca la moneda y el padre que recibe al hijo.
ASPECTOS PARA TENER
PRESENTE.
1. La actitud de Jesús al sentarse a comer con los pecadores es criticada
por los
fariseos y escribas quienes consideran
que Dios debe rechaza a los que ellos consideran injustos, por eso murmuran, y el murmuro no es solo un gesto, sino una actitud de
rechazo a la acción de
Jesús. En el fondo vemos una contraposición
entre el criterio del mundo representado en la mentalidad de los
fariseos y escribas, y el criterio de justicia de Dios.
2. La comparación en la cantidad de noventa ovejas, sobre una perdida y nueve monedas sobre una que se
pierde, denota el sentido personal de la
salvación, Dios se preocupa de
cada persona, en medio de la
comunidad es importante cada
individuo. Lo manifiesta el hecho de que
deje a las noventa y nueve ovejas, y a
las nueve monedas, y vaya por una oveja
o por una moneda.
3. En las parábolas hay una dinámica que revela la
acción misericordiosa de Dios. Se parte de alguien que está perdido y se representa
con la oveja o con la moneda, Dios sale a su
encuentro a rescatarle, representado con
el pastor o con la mujer, al encontrarle hay alegría, por la reconstrucción de la
comunidad, y comparte
esa alegría con otros, los amigos/as y vecinos, la comunidad.
4. Con las parábolas Jesús quiere
manifestarle a las
autoridades judías, pastores, que
él sale al encuentro de la oveja o de la
moneda, porque la pérdida de los que ellos consideran injustos y pecadores, no es mera
responsabilidad de sí mismos, sino; responsabilidad de los malos dirigentes,
a
ejemplo de Ezequiel que cuestiona
a los malos pastores.
5. Al comparar al pecador con un dracma, sugiere que
la comunidad debe considerar al pecador como un valor que está perdido
y que deben recuperar.
- Encender la lámpara es una metáfora para indicar el testimonio público de acogida bondadosa y bienhechora, de generosidad solitaria y sin límites y de servicio solícito y permanente, hechos que demuestran la escucha del mensaje.
- Barrer equivale a depurarse de las ideologías contrarias al plan de Dios. Barrer la casa se trata de una purificación interna de la misma comunidad. (Comentarios del P. Adalberto Sierra)
ENSEÑANZAS
1. Emprender acciones en beneficio de quienes se encuentran perdidos
y fracasados por alguna situación de la
vida, implica afrontar el murmuro y la crítica de quienes se vanaglorian en su soberbia, egoísmo y orgullo, y por ende
se creen con la autoridad para criticar y juzgar, afirman: se lo merecen, son
pobres por su culpa, están así por ellos
mismo.
2. Es importante tener presente el carácter personalizado con
el que Dios se dirige a cada uno de nosotros para rescatarnos, en tal sentido el proceso
implica asumir responsabilidad y tomar
conciencia de la perdida, de forma
personal, para dejarse rescatar.
3. Cada ser
humano es valioso en sí mismo y
lo es también para
la comunidad; por ende,
es ahí donde debemos
centrarnos, en su zona de influencia, donde están sus
cualidades, valores y capacidades. Es su valor el que nos
debe impulsar a hacer algo
por ella para rescatarla
cuando se encuentra perdida, si
nos centramos en los errores y debilidades no encontramos motivos para luchar.
4. Cuando somos dirigente, lideres o
gestores, la pérdida de un mimbro de nuestra comunidad (familia, equipo de
trabajo, grupo de amigos, sociedad) no es solo su responsabilidad, tenemos que
preguntarnos en qué hemos fallado
nosotros para que estos se nos hayan
perdido. Un buen líder no culpabiliza a los demás, sino que asume responsabilidad de aquellos que le han
encargado.
Al
respecto decía Goethe: “Trata a un hombre tal como es, y seguirá siendo
lo que es. Trata un hombre como puede y debe ser, y se convertirá en lo que
puede y debe ser”.
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