En una sociedad iluminada, los ricos no tendrán
necesariamente menos dinero, sino que los
pobres tendrán mucho más….no
somos pobres porque los ricos sean ricos, sino porque no trabajamos con amor.
( Marianne Williamson)
Lc. 16,1-13
CLAVES DE UNA ADMINiSTRACIÓN SOLÍCITA
“ La parábola del administrador infiel, tal como la
transmite Lucas, no nos dice en qué
escenario la propuso Jesús. Está a continuación de la parábola del hijo pródigo
y no tiene más introducción que esta frase: “Decía también a sus discípulos...”.
Es probable que Lucas la haya incluido aquí porque ve relación entre la
conducta del hijo menor (el hijo pródigo) y la del administrador infiel. En
efecto, respecto de ambos se usa la misma expresión: el hijo pródigo “malgastó
(dieskórpisen) su hacienda viviendo como un libertino” y el administrador
infiel “malbarató (dieskórpisen) los bienes de su señor”. ( Aciprensa. Ms. Felipe Bacarreza
Rodríguez)
El
pasaje bíblico nos
conduce a reflexionar sobre
nuestra manera de situarnos frente
al dinero (administración) y la manera
como este determina nuestra forma de relacionarnos con los demás ( explotación, abuso, soborno) o con
Dios (o servimos a Dios o al dinero) cuando no somos administradores files. Pone
de manifiesto el rechazo que
Jesús hace de una
actitud centrada en la deshonestidad, avaricia y
corrupción que conduce a una
sociedad injusta donde se fomenta la
acumulación de riqueza para unos a causa
de la carencia de otros.
ASPECTOS PARA TENER PRESENTES.
1. El propietario rico.
Representa a las riquezas, la
acumulación de los bienes, el dinero entendido no en su sentido estricto como mero
elemento (billete, moneda), sino el
dinero en su concepto de ídolo, el cual tiene
domino sobre aquellos que
se subordinan a él, es el que rige
una sociedad que le rinde
culto a la cual le pide cuentas
en cuanto no corresponde incrementando de sus bienes, pero
que la felicita a cuando actúa
con sagacidad mediante el engaño y el interés egoísta. En el fondo quienes se mueven en ese medio se entienden, felicitan y se admiran entre
sí.
2. El
administrador infiel.
Refleja la actitud de quien
mira el dinero con avaricia, explota a los
demás y por
ello no es libre, está subordinado al dueño de las riquezas, su gestión es ineficiente en cuanto vive en el derroche
pero sabe reparar lo malgastado mediante la corrupción, la
explotación y el engaño; no prevé el
futuro, antepone el dinero a las
relaciones, se siente inútil y tiene
miedo de afrontar la
vida por el camino del esfuerzo y el
trabajo honesto.
3. La rebaja
de la deuda. Acción que revela sagacidad en el
sentido que es una buena táctica
fundamenta una estrategia astuta. Hace una buena acción, aplica justicia al cobrar lo que debería cobrar,
pero en el fondo hay una mala intención
que es su bien particular. El
administrador descubre que el
verdadero sentido de los bienes materiales
ha de
estar orientado para la
construcción de las relaciones humanas
en una sociedad justa; por ende se vale
de eso (manipula) para alcanzar un fin egoísta y mal intencionado. Quiere seguir
manteniendo su forma de
vida cómoda sin esfuerzo a costa
de los demás, por
eso esperaba que al rebajar la deuda lo recibieran en su casa..
Esa acción de manipular a los demás con intereses personales revela la
confianza y dependencia que tiene
este administrador en el dinero, como forma
de vida segura, por eso busca que lo acojan en la
casa de quienes les rebaja la deuda. Fruto de
su ineptitud y falta de confianza en sus capacidades.
ENSEÑANZA.
El
pasaje no enseña la manera de
situarnos frente al dinero, situación en la cual se encuentra inmerso todo ser humano, independientemente
del momento histórico, clase social o religión
a la
que pertenezca.
De la parábola podemos identificar
algunas claves para ser un buen administrador de los bienes materiales.
- Un buen administrador comprende que es él quien tiene del dominio de los bienes materiales, los cuales están subordinados a su administración; y no al contrario, él quien se encuentra sometido al dominio de los bienes. De ahí brota también un sano y equilibrado concepto del dinero, visto como un medio de vida que puede alcanzar para que todos vivan bien.
- Para ser un buen administrador de los bienes materiales primero hay que ser un buen administrador de la propia vida; pues una persona que se deja dominar por sus impulsos, deseos, pasiones y ambiciones, no es capaz de autogestionarse a sí mismo; por ende, no será él quien administrará los bienes materiales, sino sus deseos, pasiones e impulsos quienes llevarán el control y utilizarán el dinero para satisfacer las necesidades que brotan de dichos impulsos y sentimientos desordenados.
- Confianza en Dios y no en el dinero. Esta confianza le permite a la persona salir del miedo a no conseguir el dinero cuando no se tiene o el miedo a perderlo cuando se tiene. Razón por la cual se busca acumular a toda costa creyendo que mientras más dinero se tenga más seguro se estará.
- Creer que la seguridad la da el dinero es una ilusión, ya que el dinero es tan efímero que se puede pasar de la abundancia a la escasez, tener mucho a tener deudas. Solo cuando cambiemos la mentalidad de escasez, confiemos en Dios como el proveedor y creamos que nunca nos faltará lo necesario para vivir, podremos estar tranquilo y confiar en las capacidades e inteligencia que Dios nos ha dado para ganarnos el pan de cada día de manera honrada, afrontando las crisis en los momentos de dificultad, que es probable sobrevendrán algún instante de la vida.
- No sobreponer el dinero a las relaciones. Lo más importante en la vida de los seres humanos son la relación con los demás, basto error es secundar la relación con los otros por darle prioridad a los bienes materiales, lo que implica ver a los demás como un fin o un obstáculo para conseguir dinero. En este orden de ideas siempre se ve al otro como un cliente al que debo de explotar y a la familia o los amigos como un obstáculo que impiden conseguir dinero.
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