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y cada día que pasa un avanzar.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Píldoras del Evangelio. CLAVES DE UNA ADMINISTRACIÓN SOLÍCITA



En una  sociedad iluminada, los ricos no tendrán necesariamente menos dinero, sino que los  pobres  tendrán mucho más….no somos pobres porque los ricos sean ricos, sino porque no trabajamos con amor.
 ( Marianne Williamson)



Lc. 16,1-13 

 CLAVES DE UNA ADMINiSTRACIÓN SOLÍCITA 
“ La parábola  del administrador infiel, tal como la transmite Lucas, no  nos dice en qué escenario la propuso Jesús. Está a continuación de la parábola del hijo pródigo y no tiene más introducción que esta frase: “Decía también a sus discípulos...”. Es probable que Lucas la haya incluido aquí porque ve relación entre la conducta del hijo menor (el hijo pródigo) y la del administrador infiel. En efecto, respecto de ambos se usa la misma expresión: el hijo pródigo “malgastó (dieskórpisen) su hacienda viviendo como un libertino” y el administrador infiel “malbarató (dieskórpisen) los bienes de su señor”. ( Aciprensa. Ms. Felipe Bacarreza Rodríguez)

El pasaje  bíblico  nos  conduce  a reflexionar  sobre  nuestra manera de  situarnos  frente  al dinero (administración) y la manera  como este  determina  nuestra forma de  relacionarnos con los  demás ( explotación, abuso, soborno) o con Dios (o servimos a Dios o al dinero) cuando no somos administradores  files. Pone  de manifiesto  el rechazo  que  Jesús  hace  de una  actitud centrada  en  la deshonestidad,  avaricia y  corrupción  que conduce  a una  sociedad injusta donde se  fomenta  la  acumulación de riqueza para unos  a  causa de la   carencia de otros. 

ASPECTOS  PARA TENER PRESENTES.

1.    El  propietario rico.  Representa  a las  riquezas, la  acumulación de los bienes, el dinero entendido no  en su sentido estricto como  mero  elemento (billete, moneda), sino el  dinero en su  concepto de  ídolo, el cual  tiene  domino sobre  aquellos  que  se  subordinan a él, es  el que rige  una  sociedad  que  le  rinde  culto  a la cual le pide cuentas en cuanto no  corresponde  incrementando de sus  bienes, pero  que la  felicita a  cuando actúa  con sagacidad mediante el engaño y el interés  egoísta.  En el fondo quienes se mueven en ese medio  se entienden, felicitan y se admiran entre sí.

2.    El administrador infiel. Refleja  la actitud  de quien  mira  el dinero con  avaricia, explota  a los  demás  y  por  ello no  es  libre, está  subordinado al dueño de las  riquezas, su gestión es  ineficiente en cuanto vive en el derroche pero sabe  reparar  lo malgastado mediante la corrupción, la explotación y el engaño; no prevé  el futuro, antepone el dinero a  las relaciones, se siente inútil y  tiene miedo de  afrontar  la  vida por  el camino del esfuerzo  y  el trabajo honesto.

3.    La  rebaja  de la  deuda. Acción que revela sagacidad en el sentido que  es una buena  táctica  fundamenta una estrategia astuta. Hace una buena acción, aplica  justicia al cobrar lo que debería cobrar, pero en el fondo hay una  mala intención que es su bien particular. El  administrador  descubre que el verdadero sentido de los  bienes materiales ha  de  estar  orientado para  la  construcción de las  relaciones humanas en una  sociedad justa; por  ende se vale  de  eso (manipula) para alcanzar  un fin egoísta y mal intencionado. Quiere seguir manteniendo su  forma  de  vida cómoda sin esfuerzo a costa  de  los  demás, por  eso  esperaba  que al rebajar  la deuda lo recibieran en su  casa..   

Esa  acción de manipular a  los demás con intereses personales revela la confianza y dependencia que  tiene este  administrador  en el dinero, como  forma  de  vida  segura, por eso busca que lo acojan en la casa  de quienes les rebaja la deuda.   Fruto de  su ineptitud y  falta  de confianza en sus  capacidades.

ENSEÑANZA.

El  pasaje no  enseña la  manera de  situarnos frente al dinero, situación en la cual se encuentra  inmerso todo ser humano, independientemente del momento histórico, clase  social o religión a  la  que pertenezca.

De la parábola podemos identificar algunas  claves para ser  un  buen administrador de los  bienes materiales.


  • Un buen administrador comprende que es  él  quien tiene del dominio de los  bienes  materiales, los  cuales están subordinados  a  su administración;  y no  al  contrario,   él  quien se  encuentra sometido al  dominio  de los bienes. De  ahí  brota también un sano y equilibrado concepto  del dinero, visto  como un medio de  vida que puede alcanzar  para que  todos  vivan bien. 
  •  Para  ser  un buen administrador de los bienes  materiales primero hay   que ser un buen administrador de la propia  vida; pues  una persona que se deja  dominar por sus impulsos, deseos, pasiones y ambiciones, no es  capaz de  autogestionarse a  sí mismo; por ende, no será él quien administrará los bienes materiales, sino sus deseos, pasiones e impulsos quienes llevarán el control y utilizarán  el  dinero para satisfacer  las necesidades que  brotan de dichos impulsos y  sentimientos desordenados.

  •  Confianza en Dios y no en el dinero. Esta confianza le permite a la persona salir  del miedo a no  conseguir  el dinero cuando  no se  tiene o el miedo a perderlo cuando se  tiene. Razón por la  cual se busca acumular a  toda  costa creyendo que mientras más dinero se tenga más  seguro se estará. 
  • Creer que  la  seguridad  la  da  el dinero  es una ilusión, ya  que  el  dinero es  tan  efímero que  se puede  pasar  de  la  abundancia  a la escasez, tener mucho a tener  deudas. Solo cuando cambiemos la mentalidad de escasez, confiemos en  Dios como  el proveedor y   creamos que nunca nos  faltará lo necesario para  vivir, podremos estar tranquilo y  confiar  en las  capacidades  e inteligencia que Dios nos ha  dado para ganarnos  el pan de  cada día  de manera  honrada, afrontando   las crisis en los momentos  de  dificultad,  que  es probable  sobrevendrán algún instante de la vida.  
  • No sobreponer  el dinero a  las  relaciones. Lo más importante  en la  vida  de los  seres  humanos son  la  relación con los demás, basto error es secundar  la  relación con los  otros por darle prioridad a los bienes materiales, lo que implica ver  a los  demás  como un fin o un obstáculo  para  conseguir  dinero. En este orden de ideas siempre se ve  al otro  como un cliente al que  debo de  explotar y  a la familia o los  amigos como un obstáculo que impiden conseguir dinero.
En tal sentido, la  clave está  en comprender que los  bienes materiales están ordenados al  servicio y bienestar  de  todos, por ello  renuncio al  apego y veo en la  otra persona una  oportunidad de  servir y  compartir. Cuando se  comparte  con generosidad actúa  la  ley de la abundancia.

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