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La vida es un caminar...
y cada día que pasa un avanzar.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Reflexionando desde la poesía. ANOCHES MIENTRAS DORMIA.



Si la mañana no nos desvela para nuevas alegrías y, si por la noche no nos queda ninguna esperanza, ¿es que vale la pena vestirse y desnudarse?
(Goethe)





Momentos  cruciales  de nuestra  vida son las  noches de obscuridad, y más que el tiempo del reloj que cumple  su ciclo y el  ocaso de la naturaleza que esconde el sol; son las noches de obscuridad esos instantes  significativamente duros y confusos  de  nuestra  existencia.  Siempre llega la noche,  siempre el sol se  esconde ya  sea  por nuestros errores, ya  sea  por nuestra fútil  idea  de creer  que  todo lo podemos y  que somos como Dios, y en las ocasiones más complejas  nos queda la inocente pregunta de  saber: ¿por qué llega la noche?


Llegada la  noche incurrimos en un sueño, ajeno a nuestra voluntad;  y quizás tal razón sea excusa para tranquilizar nuestra  conciencia, más no  para librarnos  de sus consecuencias,  pues el precio de nuestro sueño que nos funde en una esfera  de impotencia lo tenemos  que pagar y muchas veces con un alto precio.
 

Irónicamente solemos buscar  la noche, y cuando en ella estamos; nos ilumina  el sol en nuestro sueño,  para  descubrir  que la  vida  está llena  de motivos y  esperanzas, cuando  parecía agotarse  la  existencia y escaseaban las razones  para  vivir, aunque  amargos  sean los  recuerdos, aunque grandes  sean nuestras perdidas; siempre será necesario tener la esperanza, siempre será necesaria una mirada de ilusión, pues pronto llegará un nuevo  amanecer.

Los  recuerdos amargos  van con nosotros, los pasos en falso que nos  hicieron caer dejan sus  huellas en nuestra  piel con cicatrices que parecen nunca  poderse  borrar. Levantarse seguir caminado, sanar  la herida, cambiar  el trago amargo de hiel por un trago de la dulce miel son la fuerza  de la  ilusión y   la  esperanza de  saber  que mañana  al  abrir  los ojos  nos  encontraremos con un nuevo amanecer.  

Hay veces  que el camino de la obscuridad  es  tan árido,  todo parece  tan reseco y buscamos  corrientes  de agua donde no las  hay,  para  descubrir tan sencillamente que nos  acompaña una fontana, una acequia interior por la que fluyen corrientes de agua viva.  Dios está  ahí, la  esperanza, la  vida el amor nos  acompañan.

Mirar  la  vida  con esperanza, mirar la  vida  con fe y confianza, saber  que no estamos  solos,  que nos  acompaña Dios, que por muy amargos  que sean ciertos momentos  de nuestra  vida, aunque haya la pérdida  de  un ser querido, aunque hayan  circunstancias de nuestra historia que nos ultrajan y machacan la  existencia,  aunque nos  acompañen los  malos  recuerdos, siempre  que tengamos  una mirada  de ilusión llena de fe y  esperanza, tendremos  la  fuerza  necesaria para seguir luchando. 
 
Mirando nuestra existencia como un libro en el que se escribe cada página de la  vida como una  historia de tropiezos  y caídas, esperanzas e ilusiones, vida, recuerdos y amor, incredulidad,  fe y confianza en Dios; en esta  ocasión comparto un poema  del  poeta  Español Antonio Machado en el cual, de manera simbólica nos habla  de  la ilusión y  esperanza de la vida, nos  habla  de  su experiencia mística  con Dios cargado de  simbolismos como:  la noche, el agua, la miel y el  sol, representaciones de la  vida, los  recuerdos  y el amor.

ANOCHE CUANDO DORMÍA 

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Dí: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.


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