"La grandeza no se enseña ni se adquiere:
es la expresión del espíritu de un hombre hecho por Dios".
(John Ruskin)
La verdadera grandeza humana.
El
pasaje nos expone
el encuentro de Jesús con un hombre
llamado Zaqueo; el encuentro le conduce
a experimentar la presencia de Jesús en su casa
y el cambio de una actitud concreta de su
vida. Renunciar a las acciones de injusticia
y corrupción que reflejan su pequeñez humana.
El cambio va acompañado por una
acción de enmienda ante el daño
cometido; mas no una renuncia
absoluta a las riquezas, ni una adhesión radical de
seguimiento a la persona de
Jesús; no obstante, sí su
salvación.
PARA TENER PRESENTE:
1.
La entrada de Jesús
a Jericó. Está
relacionada con la entrada
de Josué a la misma ciudad (Jos.6, 1-27) como relacionados están
el nombre de Josué y el nombre de Jesús (en hebrero y griego son
equivalentes). Jesús que da cumplimiento y plenitud a las
figuras beterotestamentarias es
el nuevo Josué que en esta
ocasión no entra a la ciudad
con violencia a destruir. Su entrada es liberadora. No se da por la fuerza, ni siquiera tiene que vencer resistencia
alguna, porque no la encuentra: entra pacíficamente. Su travesía no derriba
murallas físicas ni causa muertes. Nadie le teme.(P. Adalberto Sierra)
2.
Un hombre llamado zaqueo. El pasaje bíblico lo describe como un descendiente de Israel, hijo de Abraham, el significado de su nombre en
hebreo es “puro”, su imagen está
desdibujada por sus acciones y su
oficio que le hacen impuro; es jefe
de recaudadores de impuesto y hombre rico.
Además, lo describe el texto como un hombre de baja estatura, detalle que trasciende
una descripción física para referirse a una pequeñez humana fruto de sus malas acciones y su impureza. Este israelita de pureza nominal, tan apegado al dinero que se
desentiende de la suerte de su propio pueblo, es un ser frustrado, inacabado:
no ha alcanzado la auténtica estatura humana que le permitiría reconocer la
identidad de Jesús, el Hijo del Hombre –cifra y cumbre de lo verdaderamente
humano: el ser humano en su plenitud– porque su apego al dinero lo ha
deshumanizado.
3.
La curiosidad por ver
a Jesús. La
iniciativa parte Zaqueo, quería ver quien era Jesús, de modo que corre para
adelantarse a la muchedumbre, y se
sube en un Sicómoro; además
supera los obstáculos: la multitud
y su baja estatura. Esta curiosidad
por Jesús está en relación con la
curiosidad que tenía Herodes de conocer
a Jesús, con la diferencia que este
espera a que se lo lleven, mientras Zaqueo sale a verlo. Revela esta curiosidad el atractivo que Jesús suscita en
él.
4.
El sicómoro. Constituye el medio que él considera
el más apto para ver a Jesús y al igual
que la higuera y la morera, representa a la sociedad judía en una tercera
perspectiva: la de su similitud con el Egipto antiguo. Como lugar el sicómoro es un tecnicismo
para referirse al templo.
Zaqueo piensa que, desde el
sicómoro-institución, se puede establecer la identidad de Jesús. Sin embargo,
Jesús sólo se detiene allí el tiempo necesario para invitar a Zaqueo a que se
apresure a bajarse, es decir, a abandonar dicho “lugar”. El verdadero destino de Jesús es
la casa de
Zaque, es decir el grupo al
que él pertenece y lidera. (P. Adalberto Sierra).
5.
La diferencia entre alojarse y
hospedar. Jesús
no se hospeda como dicen los que critican, sino que se
aloja en la casa de
Zaqueo. La diferencia está en que alojarse implica la convivencia
familiar, mientras que hospedar implica,
entre diversas acepciones, una relación más de tipo hotelero. Esta
tergiversación de las intenciones de Jesús pretende presentarlo como si fuera
un socio comercial de Zaqueo, lo que implica complicidad en su manejo
deshonesto del dinero y participación en su condición de renegado y pecador
público. (P. Adalberto Sierra)
6.
La donación y enmienda. Destina la mitad de sus bienes para donarla a los pobres y se compromete a resarcir con el cuádruplo a
quienes les haya cometido extorsión.
Ambas acciones corresponden a los
requerimientos hechos por Juan Bautista cuando le pidieron que concretara las
exigencias de la enmienda a la cual exhortaba. No
obstante, Zaqueo, al comprometerse a resarcir con el cuádruplo, supera las
exigencias de la Ley (cf. Ex 21,37; Lv 5,20-25; Nm 5,5-7). Hay, pues, de su
parte, una enmienda de vida que supera la mera legalidad.
Zaqueo no se hace seguidor de Jesús.
Jesús no lo invita a seguirlo. Él ha dejado claro que, para seguirlo es preciso
desprenderse de todos los bienes, no sólo de una parte de ellos, a favor de los
pobres (cf. Lc 12,33; 18,22). Zaqueo apenas ha enmendado su vida, no se ha convertido
en discípulo del Señor. Pero ha recuperado la estatura humana. Sigue siendo
rico y, por lo mismo, miembro de una sociedad cuyos miembros acaparan los
bienes, establecen y justifican las desigualdades entre ellos y excluyen a los
demás. Así no se puede ser discípulo de Jesús.
ENSEÑANAZAS:
1.
La
experiencia de encuentro con Dios es una complementación entre nuestra curiosa iniciativa de salir a conocer a Jesucristo y, su entrada liberadora y salvadora a nuestro vida (ciudad, casa).
2.
La
verdadera grandeza de una persona no
está fundamentada en el la altura que
produce el sicómoro de: las cosas
externas, los lujos, instituciones y poderes; sino, del encuentro con la persona de Jesucristo y los principios
y valores humano-cristianos que exaltan
su espíritu y revelan la grandeza de su corazón a la medida de Cristo.
3.
En
muchas ocasiones podemos caer en el riesgo de ofrécele a Dios en nuestra casa un lugar de hospedaje, es decir
recibirlo como alguien a quien
queremos acomodar según nuestros
intereses e intenciones pretenciosas, más no alojarlo como alguien que convive con nosotros, con quien establecemos
una estrecha relación de fe, amor y confianza.
4.
La
opción de conocer a Dios implica afrontar los obstáculos que
siempre encontraremos en el camino. Por un lado la muchedumbre que nos confunde, critica, señala y quiere impedir
que nos acerquemos a él, y por el otro la
limitada estatura de nuestras propias carencias humanas.
5.
La
exigencia del seguimiento a Jesús pasa
por la capacidad de reconocer el daño
causado, compartir los bienes y renunciar al apego de los bienes materiales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario