“La capacitación es un lujo del cual nunca
se puede tener suficiente. No existe punto de saturación en el saber.”
(Tom Watson)
No hay
calidad sin capacitación de calidad.
El interés por el tema de la calidad, día a día ha tomado más fuerza en el campo empresarial, de modo que las empresas han venido asumiendo con mayor compromiso la tarea de que sus servicios y productos sean de calidad, pues han comprendido que si se quiere ser competitivo, mantenerse y crecer en el mercado, este debe ser tema número uno en sus agendas y planes estratégicos.
Aunque sea cierto que existen varios factores o elementos que inciden para que haya un producto o servicio de calidad, entre los existentes, juega un papel fundamental dentro de la gestión del talento humano, el proceso de capacitación, visto como un factor determinante en la mejora continua de la calidad en una organización.
En consecuencia, las competencias del personal en una organización inciden de manera determinante en la calidad de los demás procesos y en los resultados de la misma. Pues, si se quiere obtener un producto o servicio de calidad es indispensable contar con un talento humano competente y cualificado, que sea capaz de afrontar los retos y desafíos de un mundo cambiante.
Quizás en muchas organizaciones exista la idea de suministrar capacitación a sus empleados, confundiendo este proceso con incipientes iniciativas que brotan de un tema de moda, la buena voluntad de los directivos y en el peor de los casos del azar. Actividades que se constituyen en momentos aislados de los objetivos organizacionales y de la realidad, sin continuidad y carentes de planificación.
Por consiguiente, tal situación exige de los gerentes y directivos en general un reto, en su gestión, de conducir a sus organizaciones hacia la calidad mediante una adecuada gestión del talento humano dándole fundamental importancia al proceso de capacitación de tal manera que sea planificado, pertinente, permanente y con reales posibilidades de aplicación; de forma que suscite el mejoramiento del trabajador, aumentando su motivación, su calidad de vida y la actualización necesaria que requiere para afrontar los nuevos retos de la empresa y lograr mayor calidad en el desempeño de su labor.
En tal sentido,
la capacitación tiene una doble orientación.
Por un lado hacia la empresa, en cuanto permite
la consecución de sus objetivos, aumenta la productividad y mejora la calidad del servicio o de los productos permitiéndoles ser más competente
en el mercado, como afirma Marta
Alles( 2007) ¨
cada vez
que en la empresa
se plantea el tema
de la capacitación, lo que
está en juego es la
forma de difundir conocimiento,
promover su aplicación práctica
en pos de la obtención de
resultados concretos y
generar los cambios necesarios para
continuar compitiendo en el
mercado¨
Por otro lado la
capacitación está orientada
al trabajador en cuanto
le permite formarse integralmente,
estar motivado en su trabajo, crecer en
conocimientos y habilidades, realizarse
como profesional y como persona. Lo plantea así Miquel
Porret al decir ¨
podríamos concluir por nuestra
parte que se
trata de dotar de
conocimientos técnicos y
psicológico a los empleados para que
puedan desempeñar mejor su actividad
y mejorar su profesionalidad haciéndoles posible escalar
puestos de mayor
responsabilidad¨.
La relación que existe entre capacitación y calidad implica comprender que no solo es fundamental la capacitación para la calidad en los resultados de la empresa; sino, que la misma capacitación requiere ser un proceso que se realice con calidad, aspecto en el que se suele fallar con frecuencia, lo cual conduce a que se realicen acciones de capacitación poco efectivas.
Al respecto
José Manuel Garcia López Hace referencia a
esta relación afirmando que ¨ También existe normatividad de calidad al respecto de la
capacitación, quizá debido a que la capacitación es un proceso determinante en
el aseguramiento de la calidad de los productos que deben cumplir con sus
estándares de calidad, de tal forma, que se tiene el grupo de normas ISO 10015,
que son un anexo de las normas ISO 9000, la mismas que hacen referencia al
diagrama de Shewart, mejor conocido como cíclo de Deming el cual establece que
toda actividad sistematizada se debe: Planear, Hacer, Verificar y Actuar; la
norma ISO 10015 señala que un sistema de formación y desarrollo de los recursos
humanos para la calidad deberá contar con las siguientes fases: analizar,
planear, hacer y evaluar.
Basado
en estos preceptos y en el proceso de capacitación propuesto por Chiavenato, se propone un modelo sencillo, fácil de
estructurar y de seguir para administrarlo con mayor efectividad, combinando
aspectos que señala Chiavenato como importantes y también los elementos que
aporta la norma ISO 10015, Normas para el desarrollo de los recursos humanos en
las organizaciones para garantizar la calidad de los procesos y productos que
se elaboran en las empresas.
De tal manera queda
claro, que para alcanzar calidad en
los resultados de una organización a través de los aportes
de la capacitación, es fundamental realizar una capacitación de calidad.
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