“Unas veces me siento como pobre colina,
y otras como montaña de cumbres repetidas”.
(Mario Benedetti)
¿Acaso
no ha experimentado alguna vez en su vida momentos en los que siente interiormente tanta energía que es capaz de
salir a conquistar el mundo, sonreír a
la vida y verlo todo color de rosa? O en otros momentos, y quizás en las mismas
circunstancias ¿ha sentido que es tan poca esa energía que no es capaz de luchar ni por el más noble
ideal, todo lo ve oscuro y la mala cara
se convierte en su carta de presentación?
Cuando eso sucede, se desarrolla en nuestro
cerebro un proceso psicológico y neurológico el cual suscita
los estados de ánimo que nos
conducen a pensar y sentir que hay días buenos y días malos, días grises
y días coloridos según sea el estado en el que nos
encontremos.
Afrontar tal situación implica tener presente que: “no es el
mapa lo mismo que el territorio”, en
otras palabras, la realidad no es lo mismo que la percepción o representación mental que cada persona tiene de ella. La realidad sencillamente es;
no obstante, en cada uno de nosotros varía la manera de situarnos, sentirnos
y reaccionar ante las diferentes
situaciones de la vida, todo depende de la manera que cada uno vea y perciba la
realidad.
Dice el alemán Anselm
Grün: “ Y cuando te sorprenda un día lluvioso, cuando en tu alma todo
se vuelva más obscuro, confía en que tampoco esta situación será duradera. Vendrán días en que de nuevo brille el sol. Acoger y soltar, en esto consiste el arte de vivir cada día como regalo venido de la
mano de Dios”.
Al
respecto del tema, desde otro campo diferente a la neurología, psicología o
la psiquiatría, que abordan científicamente un tema tan
complejo como este, me traslado a la
literatura para compartirles en esta ocasión un escrito que revela en el lenguaje poético la manera cómo el autor uruguayo, Mario Benedetti, ilustra
de forma metafórica esta experiencia de
la vida humana.
ESTADOS DE ÁNIMO
Unas veces me siento
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas.
Unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano.
A veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas.
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas.
Unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano.
A veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas.
Pero hoy me siento apenas
como laguna insomne
con un embarcadero
ya sin embarcaciones
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces,
sereno en mi confianza
confiando en que una tarde
te acerques y te mires,
te mires al mirarme.
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