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y cada día que pasa un avanzar.

domingo, 25 de agosto de 2013

Píldoras del evangelio. ¿SON POCOS LOS QUE SE SALVAN?

¿Son pocos los que se salvan?

En el interrogante del hombre que se dirige al Señor  para  preguntarle si son pocos los que se salvan, y la respuesta de Jesús, podemos comprender el sentido del  texto como una  dialéctica entre  dos concepciones sobre la salvación o entrada al Reino de Dios y,  los  criterios sobre los cuales están fundamentadas cada una.

1.    Concepción excluyente de los judíos.

La pregunta de un hombre cuyo identidad no está  definida, representa la mentalidad judía sobre la participación en el Reino de Dios, la  cual está  fundamentada en la limitación, “serán pocos los que se salvan”, con una concepción de exclusividad, favoritismo y exclusión.  Para los de esta mentalidad  lo que cuenta es pertenecer al grupo (la masificación sin identidad), al pueblo de Dios según la  tradición, la religión y la  cultura, se sienten los primeros, los elegidos y  los preferidos por Dios, dejando  a los demás (paganos, no judíos) por  fuera.

2.    Concepción universal de Jesús.

La otra  postura es la que Jesús  va anunciando  por  ciudades y muchos lugares, un nuevo concepto de Pueblo de Dios y de salvación con carácter  universal, las palabras de Jesús no excluyen, pues habla de “muchos”; además menciona los cuatro puntos cardinales “vendrán de norte y sur, oriente y occidente”, los últimos serán los primeros, los que antes estaban excluidos, los paganos ahora serán primeros.  

Para  Jesús lo que cuenta es el esfuerzo individual, la  respuesta y adhesión  personales a su propuesta, el compromiso y la responsabilidad  con la que cada uno asuma su vida de fe y se comprometa frente a Dios. Razón por  la  cual Jesús habla de “esforzarse”; la puerta estrecha supone un lugar por donde  muchos quieren entrar y pueden entrar, pero  la  entrada es individual, de a uno, lo que  denota el carácter individual y personal de la  fe.

Para Jesús no cuentan las apariencias, ni la  mera convivencia circunstancial que no conduce a la adhesión a  su persona y a su enseñanza, por eso se quedarán a fuera aunque digan: estuvimos contigo en la plaza y escuchamos tus enseñanzas. No basta estar, hay que ser y hacer.

La propuesta de Jesús no pretende crear el individualismo egoísta sino la responsabilidad y la identidad para formar comunidad.

ENSEÑANZA.

No podemos pretender alcanzar el éxito en la vida terrenal y la  salvación en la vida espiritual, fundamentados en factores externos como la masificación, los  favoritismos, la pertenencia a grupos, clases sociales, instituciones y partidos políticos.

Hay  que pagar  el precio individual asumiendo responsabilidad y esfuerzo personal, lo que implica.
·   Salir de la dependencia que masifica,  donde soy por lo que los otros (el grupo)  determinan en mí.
·    Alcanzar la independencia, lograr la victoria personal, el fortalecimiento del carácter, la emancipación que permite descubrir la identidad, asumir responsabilidad y conciencia frente a la  vida y frente  a las exigencias de la fe.
·    Pasar  a la  codependencia, no basta comprenderme como ser individual y asumir responsabilidad, necesito pasar a  la conciencia colectiva de sentirme comunidad sin perder la propia identidad, donde ya no soy solo yo, sino que me comprendo en relación con los demás.

APLICACIÓN A LA VIDA


  • En desarrollo profesional. 
Es  cierto que las relaciones (networking), las influencias y la pertenencia a una institución o cualquier colectivo puede abrir puestas en la vida profesional; no obstante, eso no garantiza el éxito en el desempeño de mi trabajo. Podré conseguir a través de la influencia y el favoritismo que me  den un puesto importante en una gran multinacional, pero no me garantiza el feliz  cumplimiento de mi misión, la consecución de resultados esperados y la  satisfacción personal en lo que haga.  

  • En la fe
En la vida de fe, no es la pertenencia a una cofradía, grupo parroquial o religión lo que garantiza mi salvación o participación en el Reino de los cielos, tengo que asumir compromiso personal con Dios y  vivir comunitariamente mi compromiso cristiano.


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