Fuego he venido a lanzar a la tierra,
¡y qué más quiero, si ya ha prendido!
¿Piensan que he venido a ofrecer tranquilidad a la tierra? Les digo
que no; sino división.
Una reflexión sobre un discurso transformador a partir de Lc. 12, 49-53.
Notas para comprender el texto.
- Las palabras de Jesús en este discurso revelan el cumplimiento de su misión al proclamar el Reino, lo cual incluye anuncio y denuncio. (Hay mucha relación con la primera lectura del profeta Jeremías) Alude a la tradición del juicio usando una figura de la cultura hebrea:“ lanzar fuego”, expresión que tiene el sentido de “someter a juicio”, “cuestionar”. El juicio de Jesús es un cuestionamiento a la tierra entera (judíos y páganos) y no conduce a la condena, sino que al contrario es un juicio para la salvación.
- Su discurso no trae paz sino guerra y división, enfrentamiento entre grupos (5) y familiares: padres e hijos y suegra con la nuera y viceversa. La división se da en el sentido que cuestiona a un pueblo que no ha cumplido las condiciones que Dios le puso, un pueblo que abandona la Alianza y se inclina por el poder, el dinero y la idolatría generando la injusticia y la insolidaridad.
- La “división”/“disensión” se entiende de dos maneras: él, personalmente, como Enviado de Dios, disiente de la forma como está organizada la sociedad; y, por otro lado, crea en el seno de esa misma sociedad un núcleo de disidentes que ponen al descubierto la división que de hecho existe en ella a causa de su propia injusticia.
- Los sujetos enfrentados por la división estarán en bandos opuestos por su actitud ante algo/alguien que les reclama tomar posición favorable o adversa. Es evidente que se trata de la opción a favor o en contra de la persona, la obra y el mensaje de Jesús.
- Las oposiciones planteadas se pueden entender en dos planos: en sentido literal, en el plano de las relaciones familiares y, en sentido figurado, en el plano de las relaciones sociales. En el primero, se ve que la reacción ante la vida, la obra y el mensaje de Jesús es tan radical que supera y hasta sustituye los vínculos de sangre. En el segundo, se constata que la presencia de Jesús en una sociedad corrupta suscita decisiones y genera posturas que la transforman. (Comentario del P. Adalberto Sierra)
Aplicación
a la vida.
1. El discurso del mensaje de Dios que
todo nosotros como creyentes hemos de proclamar a ejemplo de Jesús; ha de ser activo
y valiente, de manera que no se acomode a los paradigmas y criterios de una
sociedad apartada de Dios.
2. El mensaje de Dios es un fuego que transforma
nuestras vidas, así como el oro que
sometido al fuego es doblegado, para luego dar hermosas formas según el parecer
del orfebre. Así necesitamos ser sometidos al fuego del mensaje de Dios y del Espíritu
Santo para que Salga de nosotros la mejor joya según la voluntad de Dios.
3. Podemos descubrir que el mensaje de
Dios ha generado efectos en nuestra vida personal cuando haya suscitado un
cuestionamiento interior que nos conduce a la división:
- Con nosotros mismos: si estremece nuestra consciencia, nos conduce a cuestionar nuestros paradigmas, creencias y forma de actuar para asumir un cambio radical.
- En las relaciones sociales y familiares: si nos da criterio para discernir y manifestar nuestra objeción ante todo aquello que va en contra de los principios de Dios y su verdad.
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