La dicha no
está solo en llegar, sino en disfrutar del viaje.
(Jorge E. Dorado)
El periplo de la vida.
La
obsesión por obtener los resultados
esperados conduce a la desdicha de no disfrutar las riquezas del camino que tenemos que recorrer para alcanzar los objetivos que nos
hemos propuesto.
Ciertamente
que alcanzar los objetivos es importante,
de hecho es fuerza de motivación que nos anima en el día a día, no obstante la satisfacción de haber alcanzados los
objetivos es como la punta del iceberg de todo el proceso, ya que esta experiencia de haber llegado, se encuentra
relacionada con la pasión y
gratificación que nos brinda el viaje, recorrer el camino, el cual está cargado de grandes experiencias,
momentos significativos, personas y situaciones que con el día a día van
haciendo realidad lo que un día solo era un sueño.
Disfrutar
del viaje es experimentar la pasión que brota de cada santiamén de la vida, es vivir el
presente, el aquí y el ahora con la mirada puesta hacia la meta, es saber que
no hay camino, sino que se hace camino al andar como lo expresa el cantante
español Juan Manuel Serrat, disfrutar el viaje es poder mirar atrás y sentir gratificación de lo vivido, es como dice el
filósofo existencialista Kierkegaard saber que la vida solo puede ser comprendida hacia atrás pero
únicamente puede ser vivida hacia adelante, disfrutar el camino es comprender
el pasado, abrazar el presente y mirar el futuro con esperanza.
En
esta ocasión traigo a relucir un escrito del poeta griego del siglo XX,
Constantino Cavafi, quien a través de la poesía que lleva por título ÍTACA,
nombre de una de la isla Jónicas, revela
su inclinación por reflexionar sobre la historia y el recuerdo, dos temas que le son recurrentes en sus
escritos orientados a la rememoración del pasado. En esta poesía el escritor
habla del viaje de Ulises a ÍTACA como una metáfora del periplo de la vida.
ÍTACA
Cuando te encuentres de camino a Ítaca,
desea que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de conocimientos.
desea que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de conocimientos.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al enojado Poseidón no temas,
tales en tu camino nunca encontrarás,
si mantienes tu pensamiento elevado, y selecta
emoción tu espíritu y tu cuerpo tienta.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al fiero Poseidón no encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si tu alma no los coloca ante ti.
Desea que sea largo el camino.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que con qué alegría, con qué gozo
arribes a puertos nunca antes vistos,
deténte en los emporios fenicios,
y adquiere mercancías preciosas,
nácares y corales, ámbar y ébano,
y perfumes sensuales de todo tipo,
cuántos más perfumes sensuales puedas,
ve a ciudades de Egipto, a muchas,
aprende y aprende de los instruidos.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que con qué alegría, con qué gozo
arribes a puertos nunca antes vistos,
deténte en los emporios fenicios,
y adquiere mercancías preciosas,
nácares y corales, ámbar y ébano,
y perfumes sensuales de todo tipo,
cuántos más perfumes sensuales puedas,
ve a ciudades de Egipto, a muchas,
aprende y aprende de los instruidos.
Ten siempre en tu mente a Ítaca.
La llegada allí es tu destino.
Pero no apresures tu viaje en absoluto.
Mejor que dure muchos años,
y ya anciano recales en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que te dé riquezas Ítaca.
La llegada allí es tu destino.
Pero no apresures tu viaje en absoluto.
Mejor que dure muchos años,
y ya anciano recales en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que te dé riquezas Ítaca.
Ítaca te dio el bello viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene más que darte.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene más que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te engañó.
Así sabio como te hiciste, con tanta experiencia,
comprenderás ya qué significan las Ítacas.
Así sabio como te hiciste, con tanta experiencia,
comprenderás ya qué significan las Ítacas.
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