El valor de una persona no depende de su condición
económica, títulos o estrato social; no depende de nada, pues ella es el valor.
UN NUEVO CONCEPTO
DE RELACIONARNOS EN LA SOCIEDAD
Lucas 14, 1. 7-14.
ÍDEAS CLAVES PARA
COMPRENDER EL MENSAJE DEL TEXTO
1 “Un
sábado”, día de precepto según la ley, “en
la casa
de un fariseo distinguido”,
maestro de la ley. Estos detalles del
pasaje bíblico manifiestan que la escena
se desarrolla en el contexto de una
sociedad organizada y dirigida por los criterios judíos bajo la observancia
de la Ley.
2. El pasaje bíblico nos
plantea un parangón entre dos
tipos de sociedad:
- La que conciben los fariseos y escribas (lucha por el primer puesto), en la cual se impulsa un tipo de sociedad basada en el ego que conduce a la lucha por los privilegios y posiciones en el afán de sobresalir por encima del otro y, por lo tanto, se promueve la desigualdad entre las personas.
- La sociedad que propone Jesús (el último lugar), fundamentada en la universalidad, la igualdad y el servicio, es una sociedad según los criterios del Reino de los Cielos, Dios es el que valora, el dueño de la fiesta. No se buscan grandezas ni reconocimientos por factores externos al ser humano. Esta sociedad no humilla ni degrada mandando al último puesto, por el contrario siempre engrandece, conlleva a la promoción de la persona y hace pasar al primer lugar.
3. El consejo de Jesús no es una técnica para evitar caer en el ridículo, pues equivaldría a afirmar que él le otorga
importancia a la forma como se valoran las personas en esa sociedad. En su
perspectiva, se trata de no participar en esa competencia por los honores, de
no asumir y legitimar así esa actitud de rivalidad de los unos contra los otros.
(Comentario del P. Adalberto Sierra)
4. “Cuando
des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus
parientes, ni a vecinos ricos; no sea que te inviten ellos para corresponder y
quedes pagado”. En esta expresión Jesús manifiesta que en la fiesta de la
vida, el criterio no puede ser la ley
del intercambio, te invito para que me invites, te doy para que me des, te ayudo para que me ayudes. Esta
actitud convierte al mundo en un negocio, el mundo de Jesús está centrado en el amor, el servicio
desinteresado, en la entrega libre sin condicionamientos que supera la ley del ojo por ojo y diente por diente.
ENSEÑANZA.
La vida es una fiesta y nosotros somos
los invitados por Dios, lo que implica regir nuestra vida personal y nuestras
relaciones en la sociedad por los
criterios del Pueblo de Dios que son la humildad, el amor y el servicio, lo cual implica:
- Vernos a nosotros y ver a los demás, como seres que tenemos nuestra valía en sí mismos y no en factores externos que nos determinan, clasifican y categorizan.
- Tener una autoestima equilibrada, liberarnos del ego que nos conduce a las comparaciones y la permanente lucha de querer estar por encima de los demás.
- Servir de manera desinteresada, comprendiendo que la verdadera recompensa está en dar sin esperar nada a cambio y Dios que no se deja ganar en misericordia será quien recompensará.