COMPARTIENDO CONOCIMIENTO





La vida es un caminar...
y cada día que pasa un avanzar.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Recflexionando desde la poesia: INVICTUS



“ La mayor gloria en la vida no consiste en no caer, sino en levantarnos cada vez que caemos”.
(Nelson Mandela)





Aunque  nuestra principal búsqueda   sea la  felicidad, lleno está  el camino de  duros momentos que  se  ciernen sobre nuestros hombros  como  noches  obscuras o duros  golpes  que estremecen nuestras  vidas y en ocasiones parecen derribar nuestros cuerpos aunque firme se mantenga nuestro espíritu. 

Punzante  entra  hasta lo profundo de nuestra  alma, una  soledad confusa y  vacía que nos deja en el incierto y el olvido, cual  cadáveres que  yacen en sepulcro. La palabra hiriente cargada de  veneno nos  roza queriendo destruirnos, acompañada por un firme  dedo que señala nuestra herida y una  carcajada hipócrita  que  resplandece a nuestra espalda.

La mirada  de  desprecio, el pensamiento displicente se atraviesan en nuestro camino. El recuerdo del  error  que  se mantiene en la mente de nuestros jueces,  nos  rotula según sus clasificaciones como parte de una  categoría inferior. 

Si, si,  duras  escenas tiene este  drama  de la  vida, pero mantenerse firme, no vacilar ante el verdugo, doblar  la espalda pero no el espíritu, perder la  sangre pero no la esperanza, dar una sonrisa con amor, dejar que triunfe el perdon, es la fuerza para cruzar  ese túnel largo y  obscuro  que nos pone  el destino, no  dejar  morir la  esperanza, sentirse fuerte y dueño  de sí aunque el adverso crea habernos comprado, sentirse completos aunque el sayón  crean habernos desquebrajado, sentir  volar el alma libremente, aunque el guardia crea habernos encarcelado. Somos dueños de nuestros sueños, propietarios de nuestras esperanzas y sentimientos, próceres de nuestra libertad. 

Sentir que la libertad no está fuera de  sí, que la  paz y el perdón se llevan en el interior de  cada  ser humano, que somos dueños de nuestro destino y  capitanes de nuestra alma, fue la  convicción que le permitió a Nelson Mandela  ser un gran signo de libertad, justicia,  paz y  perdón para la humanidad. 

Con gran aprecio y respeto recuerdo en esta ocasión a ese  gran personaje que  ha  dejado su huella en nuestras memorias, y veo  en su  actitud un testimonio de  valentía, y  un  ejemplo de no  dejarnos vencer  por las  adversidades  de la  vida. Cada ser humano lleva  su propia  historia y en ella sus propios sufrimientos, cada uno a  su medida pero  lo importante está en afrontar la vida con esa actitud valiente, libre y esperanzadora. 

 Comparto en esta  ocasión el poema INVICTUS, texto de William Ernest Henley, utilizado por Nelson Mandela como fuerza de inspiración durante su tiempo prisión.

INVICTUS

Desde la noche que sobre mí se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses, si existen,
por mi alma invicta.

Caído en las garras de la circunstancia,
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino,
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.

Más allá de este lugar de lágrimas
e ira yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años,
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.

(William Ernest Henley)

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