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y cada día que pasa un avanzar.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Píldoras del evangelio: EMANUEL, DIOS CON NOSOTROS



Emanuel, el Dios con nosotros.

(Mateo 1, 18-24)


El  pasaje  evangélico se  centra  en la  explicación de cómo  fue  el origen de Mesías.  “Lo que leemos en este Evangelio no es una descripción de cómo fue su nacimiento: esto lo leemos más bien en el Evangelio de Lucas. Aquí se trata de aclarar cuál es la estirpe de Jesús, es decir, de fundamentar lo que afirma el Evangelio de Mateo en su título: “Libro de la generación de Jesús Cristo, hijo de David, hijo de Abraham” (Mt 1,1). Al evangelista le interesa sobre todo explicar en qué forma puede decirse que Jesús es “hijo de David”. Por eso la genealogía acentúa a David. Y esto le interesa, porque si algo era claro en las profecías sobre el Cristo, es que él sería “hijo de David”.  

Si José no engendró a Jesús, entonces, ¿cómo se puede decir que esa es la genealogía de Jesús?, ¿cómo se puede decir que Jesús es “hijo de David”? Lo que es claro en esta genealogía es que José, el esposo de María, es “hijo de David” y, en efecto, así lo llama el ángel que le habla en sueños: “José, hijo de David”. Lo que el Evangelio de este domingo quiere explicar es cómo llegó José a ser padre de Jesús, para que esa genealogía pueda realmente llamarse: “Libro de la generación de Jesús Cristo”. (Felipe Bacarreza Rodríguez, Aciprensa)

Tal situación la  explica  el evangelio  a través del  proceso de  relación que existe entre José y María  en  la  cual José asume mediante una decisión guiada por el Ángel, ser el padre adoptivo del  Mesías, papel  que le  otorga  a Jesús  legalmente la  relación con David.

 “Ni José ni María pronuncian palabra en el relato. El protagonismo es para la palabra de Dios, que aquí resulta mediada por “el ángel del Señor” y dirigida a José. La acción se desarrolla totalmente en el interior de las personas: es cuestión de tomar decisiones. Mientras José aparece librando una lucha dramática consigo mismo y con sus concepciones éticas y religiosas (“justo”), María, por el contrario, aparece totalmente pasiva (“virgen”), receptora de la acción del Espíritu Santo y destinataria de la decisión de José. Para éste, la acogida del Mesías es fruto de una decisión; para María, en cambio, es aceptación de un don. Ambos personajes expresan los dos aspectos de la fe en Jesús: la adhesión personal y la acogida incondicional. No obstante, hay una diferencia: la dramática lucha de José es, ante todo, consigo mismo, con sus concepciones; el riesgo de muerte que corre María aun siendo algo del pasado, que ya no la alcanzara en su época, viene de fuera. Las resistencias de tipo cultural y social que cada uno debe vencer en su interior son más difíciles de superar que la amenaza de incomprensión, persecución y muerte que pudiera implicar la aceptación del Mesías. En efecto, la muerte es cada vez más cosa del pasado a medida que Jesús está más cerca”.(P. Adalberto Sierra)

ENSEÑANZAS:

1.      Cuando somos justos,  Dios  guía las decisiones trascendentales de nuestra vida, aun en aquellas situaciones de conflicto interior y contrariedades con las costumbres y legalismos de nuestra sociedad.  Dios  se  vale  de  nosotros para  manifestar su  justicia y su amor  a  las otras personas.
2.      El pasaje presenta a  María en una  actitud de aceptación y a José en una actitud de disposición a Dios, el cual se manifiesta en el Espíritu Santo  y el Ángel. Importante asumir dichas actitudes  para permitir que  Dios actué  en nuestras  vidas, especialmente en favor  de la humanidad.  
3.      La  apertura de José a la gracia  de Dios le ayudó a no  juzgar o denunciar  a María, vemos  ahí un ejemplo que nos  invita  a ponernos primero  en las  manos de Dios, antes de juzgar y condenar  a las  demás  personas.
4.      Dios está con nosotros y su presencia se hace  efectiva  en los  signos  salvíficos que nos  comunica a través  de Jesús y de todo cristiano que refleja paz, justicia y amor.

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