La desilusión es la distancia entre la
expectativa y la realidad
(zahkul )
¿Y cuál es tu expectativa sobre Dios?
Mateo 11, 2-11
El
pasaje bíblico se comprende en el contexto de
la espera del Mesías, refleja el sentido escatológico que existía
en la mentalidad de los judíos, sobre de
la liberación que Dios les daría,
ante el dominio del Imperio Romano. La
pregunta de Juan el Bautista pone de manifiesto esa actitud
de espera que hay tanto en él, como en el pueblo.
Las
obras y enseñanzas de Jesús extendidas a
muchos lugares, despiertan el cuestionamiento sobre su persona: ¿quién es? ¿Es el Mesías? Situación que a su vez genera una contrariedad entre la gente, ya que su
enseñanza y procedencia no corresponden a las
expectativas que la gente se
había creado sobre la figura
escatológica del Mesías. Ellos esperaban
un rey
que llegara con poderes terrenales, con ejércitos y castillos; además, la enseñanza de Juan el Bautista, esperaba un Mesías Juez, justiciero y severo. Realidades contrapuestas a lo que
Jesús enseña y manifiesta.
A su
vez el pasaje permite destacar, por
boca de Jesús, la figura
de Juan y su misión como
precursor del Mesías. Es un personaje,
lleno de contraste, ha seguido desde la
prisión las peripecias de Jesús. Él había buscado signos de la presencia y de
la acción de Dios animado por la esperanza del pueblo de Israel. Y había
comenzado, como el nuevo Elías que precede al Mesías, a señalar hacia Jesús y a
prepararle el camino con un mensaje penitencial y un bautismo de conversión.
ENSEÑANZAS.
1. Nos suele suceder que las expectativas personales y terrenales que nos
hacemos de Dios no corresponden
con su querer y su manifestación. Los
criterios de Dios no son iguales
a los criterios de los hombres, por eso nos equivocamos muchas veces en nuestras decisiones y en nuestra manera de afrontar
las adversidades de la
vida. Importante pedir en nuestra oración personal la gracia
necesaria e iluminación divina
para comprender el acontecer de Dios en nuestra historia y saber cómo actuar, no según nuestros criterios, sino según los criterios de Dios.
2. Ante la pregunta que le hicieron los discípulos
de Juan a Jesús, él no respondió hablando de sí mismo, sino que los remitió a sus
obras, que revelaban humildad, amor, perdón y justicia.
De igual manera, como cristianos, estamos
llamados a esforzarnos para que
nuestras obras hablen de nuestra fe y reflejen la bondad, el amor y la
presencia de Dios que habita en nosotros. Cuando obramos bien, no se requiere que hablemos de lo que hacemos,
nuestras buenas obras hablan por nosotros.
3. Juan el Bautista, como precursor de Jesús, tiene la misión de disponer a
sus oyentes para que reciban al Mesías. En tal sentido, cada uno
de nosotros como cristiano estamos llamados
a ser precursores de Dios para aquellos que desconocen y carecen
de una experiencia de Dios. Para ello se
requiere de un gesto de humildad de manera que en nuestra vida de fe no busquemos mostrarnos
a nosotros, sino mostrar a Dios en
nuestras vidas a quienes no lo conocen.
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