De recurso humano a capital humano.
" El mundo no paga a los hombres por lo que saben, les paga por lo que hacen o inducen a otros a hacer"
(Napoleón Hill)
Si
una organización es un sistema que dispone
de un conjunto de recursos materiales, económicos,
tecnológicos y humanaos que son gestionados para alcanzar, mediante una estrategia, sus objetivos sociales y económicos, queda claro que las personas que la integran en
primera instancia son un recurso más con
el que cuenta la organización; no obstante, mirar a las personas desde
esa óptica es una perspectiva reducida y utilitarista que impide
ver todo el valor que hay en ellas.
Por
ende, quienes tienen la responsabilidad de gestionar
a las personas en una organización asumen una misión importante que les conlleva a
apoyar a dichas personas para que saquen su máximo potencial desarrollando su talento
humano convirtiéndose en capital humano,
para dejar de ser un mero recurso.
Lamentablemente
una persona se puede
pasar gran parte de su vida en una organización sin dejar de
ser un mero recurso, es
decir alguien que se reconoce porque aparece inventariado en las métricas
de la empresa, que hace estrictamente lo que
le corresponde o
necesita de control permanente para que haga lo que le mandan, es decir aporta lo mínimo. Quien se encuentra en esta situación por
las múltiples razones que le conlleven
a ser
así, ya sea por desmotivación a
causa de falta de formación, por un mal
clima laboral, o por
estar en un puesto equivocado; es
una persona que no ha pasado del nivel más básico de
su desarrollo personal y profesional, lo que le hace ser contado como un
mero recurso humano de la organización.
Por
otra parte, dejar de ser recurso humano para
convertirse en talento humano es
desarrollar las capacidades que se poseen, una persona se convierte en talento humano cuando es
capaz de ir más
allá del mínimo, cuando contribuye con sus conocimientos al desarrollo de
los procesos organizacionales. En esta
etapa del desarrollo profesional
la persona saca provecho de su
experiencia, aprende de los
errores cometidos y evitan que
se vuelvan a cometer, aportando
ideas para mejorar. En esta parte del proceso juega un papel importante las habilidades desarrolladas, pero de manera
especial la curva de aprendizaje de la
persona, el conocimiento adquirido que se logra sistematizar mediante un proceso de gestión del conocimiento que permite transformar el
conocimiento individual en conocimiento colectivo o corporativo, lo que
mejora cada día el Know how de la organización.
Cuando
el conocimiento del talento humano genera
valor para la organización permitiéndole
desmarcarse de sus competidores,
aumentar sus ventas, mejorar su posicionamiento, reducir los costes, aumentar rentabilidad o incrementar el patrimonio de la empresa; se puede decir que esta no solo
cuenta con un talento humano, sino
que posee un capital humano que hace parte de sus activos intangibles,
pues el conocimiento de las personas en la organización es capital humano que aumenta las cifras de su patrimonio.
Por ende, es fundamental que la organización garantice procesos de desarrollo personal que le ayuden a las peronas a desatar sus potenciales, generar espacios de participación y autonomía para que las perosnas puedan compartir sus experiencias, hacer aportes y contribuir al mejoramiento de procesos organizacionales.
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