COMPARTIENDO CONOCIMIENTO





La vida es un caminar...
y cada día que pasa un avanzar.

domingo, 31 de mayo de 2015

FORMACIÓN Y DESARROLLO: ¿Víctima o responsable?

“La idea de asumir responsabilidad y hacerlo, hacer que suceda, encierra un gran poder”.
(Stephen Covey)



¿Víctima o  responsable?

Es  verdad  que  en muchas  ocasiones la  vida parece  conspirar  contra nosotros; la  adversidad  llegan  a  nuestra  casa  como  nuestra única  invitada, sentimos   que  los demás  quieren oponerse  a nosotros y  nos  hacen infelices, que las  demás personas y las  circunstancias  externas  son las  responsables  de que nuestra  vida  sea  fracasada. De  ahí  expresiones como: estoy  así  por  culpa  de…; tú eres  el culpable  de que yo…estas y muchas otras  expresiones  son el reflejo de nuestra manera  de pensar que la  infelicidad es por culpa  de  otras  personas,  y  las circunstancias que  nos  rodean.

Frente  a  la  realidad podemos  situarnos  desde  dos perspectivas  que son como  dos  tipos  de  lentes  con los  cuales podemos ver la  vida  de maneras  distintas.   La forma como veamos la vida  nos permite entender que  el  agua caliente  que endurece un huevo, es  el mismo agua  que  ablanda  una  zanahoria. En tal sentido, ante la  vida y sus  circunstancias podemos  sentirnos   víctimas o podemos  sentirnos   responsables. Ver  la vida  con los lentes  del victimización o ver la  vida con los lentes  de la  responsabilidad.

¿Qué  implica  afrontar la  vida  desde la  responsabilidad  y  no  desde el  victimización?
Para  responder  a  esta  importante  pregunta,   tendré  presente  algunos  aportes   y reflexiones desde  la  psicología, la  espiritualidad y la  filosofía entre muchas otras  disciplinas  que  buscan entender  el  comportamiento humano y  la  vida.

1.    No se  trata  de  que  no duela  la  realidad adversa, se  trata  de lo que hacemos  con el dolor, cómo reaccionamos  y  qué  hacemos  para  superar el dolor.

Encontrarse en medio de  situaciones adversas, enfrentar el  ataque  de una  persona  que  quiere  lastimarnos, experimentar las vicisitudes  de la  vida; son situaciones  que  dentro de un proceso normal suscitan  dolor o tristeza. Para no sentirlo  tendríamos que  ser maquinas  sin emociones ni sentimientos. La  clave de este proceso está en la  reacción que  cada persona puede  tomar para no dejarse hundir  por  el  dolor, para identificar  las oportunidades que  esa  situación trae consigo, para  buscar  el apoyo espiritual y humano  que le ayuden a superar  el dolor.

 En ese  espacio que  hay  entre  la  emoción, suscitada por un estímulo, y  la  reacción, es donde  entra  la responsabilidad, es  ahí donde  el ser humano  tiene la posibilidad  de  elegir cómo reaccionar, cómo seguir sintiéndose; elige  si se queda  con el dolor, si guarda  un resentimiento, si  guarda  odio o tristeza. Esto es lo  que  Víctor Frank llama  la libertad  última  del hombre.

2.    Mirar  la vida  desde el  amor y no desde  el  miedo. Cuando miramos  la  vida  desde  el amor vemos el mundo diferente; vemos el universo  lleno de oportunidades  y de bendiciones, miramos  el mundo  con abundancia, nos sentimos  responsables  de  construir, de servir, de contribuir  y de  compartir. Sentimos  que  el mundo no es  perfecto pero nos sentimos     responsables  de  contribuir  a su  transformación, somos conscientes que Dios nos  hizo administradores  de la  creación y nos dotó de  capacidades para  administrar y ser cocreadores  con responsabilidad.

Por el contrario,  cuando miramos  el mundo desde el miedo sentimos  que somos  víctimas  de las  desdichas, que nada  es suficiente, que  todo es  escaso, que  el otro es  un enemigo que  viene  en mi ataque, que  merecemos  que  todo esté  a nuestro favor y sí no es  así entonces somos  víctima de un mundo que confluye contra nosotros, por  eso nos  escondemos, nos paralizamos, somos reactivos  para  defendernos del que nos  ataca, o  sencillamente nos  sometemos  a las  circunstancias  de la vida porque  el mundo es  así  y nosotros somos  sus víctimas, condenamos a  vivir  sometidos.

3.    Ser proactivo  y no reactivo. La  carencia  de proactividad es en muchas  ocasiones   la  causa  de las  desdichas  de nuestra  vida, por  ello  quienes son   proactivos  son capaces   de  transformar  su  entorno,  de influir  sobre  los  que están a su lado  para  conllevarles  a  cambiar  todo aquello que les   afecta negativamente, la  proactividad anticipa la  dicha  y previene  la desdicha,  conduce  a una actitud  optimista frente  a la  vida buscando las oportunidades aun en las circunstancias más adversas.  Ser  proactivo es  ser  responsable es sentirse parte  del cambio, es sentirse comprometido con el  bien y  responsable  ante  el mal.

 Por  su parte la reactividad  conlleva a esperar  que  todo venga del  exterior,  conduce  a la  permanente  queja ante la  adversidad, quien es  reactivo  no mira las  vicisitudes  como  un reto,  sino  como una  injusticia que le hace    sentirse  víctima para permanecer pasivo  ante  el entorno.


En  sí  ser  víctima  o ser  responsable  es  una  elección humana. Ser  responsable es una  decisión de la persona  que  es  capaz  de  multiplicar  el  talento recibido por dios  sin llegar a  enterrarlo por  no  haber  recibido  diez, es multiplicar  el  talento recibido  haciendo de la  situación una  oportunidad  de  crecimiento, de  madurez y de  aprendizaje. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario