“ Desconfío de la incomunicabilidad; es la fuente de
toda violencia”.
(Jean Paul Sartre)
No suponga, pregunte y
diga para que se
comunique mejor.
Dar por
supuesto lo que la otra persona está pensando,
lo que va hacer o lo que
está sintiendo es la
causa de muchos conflictos en las
relaciones interpersonales; comportamiento que
conducen a interminables
discusiones, a equivocaciones en la
toma de decisiones y acusaciones recíprocas.
Como si tuviéramos una “ bola
de cristal” en nuestro cerebro, o poseyéramos una habilidad extraordinaria para
leer la mente de los
demás nos arrogamos la
facultad de hacer suposiciones sobre lo que el
otro no ha dicho, no ha hecho
ni ha expresado. En esta faceta de la
comunicación, la habilidad que posee nuestro cerebro de hacer analogías o
buscar el camino más fácil y seguro para resolver
situaciones novedosas a través de
experiencias pasadas que han quedado registradas en la memoria, se
constituye en una mala
experiencia que nos acarrea grandes
dificultades, ya que de la misma
manera, nuestro cerebro nos lleva a la
tendencia de predecir lo que
los demás van a
hacer, pensar o decir, suponiendo que
actuarán acorde a las
experiencias que hemos
vivido, con esas mismas personas o
con otras a quien asociamos con la
situación actual.
Cuando
hacemos suposiciones creamos un mundo
de fantasías en el que
mediante un monólogo interior somos capaces
de hablar en nombre
propio y en nombre
de los demás, damos nuestras respuestas y
damos las respuestas del otro.
Creamos historias ficticias
que luego descubrimos para darnos cuenta
que nada era como pensábamos, ni era
realidad. Esto después de haber
sufrido, de habernos llenado de enojos,
predisposiciones y haber formado un
conflicto innecesario.
Al
respecto afirma Miguel Ruiz en
su libro los cuatro acuerdo, que incurrimos en la suposición porque queremos satisfacer la
necesidad de saber, de sentirnos seguros y remplazar
la tarea de
comunicarnos(Decir y preguntar),
por eso si los demás nos
dicen algo suponemos; y si no nos
dicen, también suponemos, de esa
manera vemos lo que
queremos ver, oímos lo que queremos
oír. Si no entendemos algo suponemos porque no
tenemos el valor de preguntar o de decir, y pensamos que los demás deben saber; qué queremos o cómo nos
sentimos.
No hacer
suposiciones implica dejar
de imaginarnos o
afirmar cosas sobre
los demás sin antes
haber escrutado lo suficiente, sin
haber preguntado a la
otra persona lo que piensa, lo que hará o el porqué de las
cosas. Solo preguntando lo que no sabemos podremos
adentrarnos en el pensamiento del
otro sin suposiciones; lo que implica la
capacidad de escuchar de
forma activa para lograr
comprender las razones profundas de los pensamientos, sentimientos y comportamientos de los demás.
La clave
de este proceso está en un
trabajo comprometido por mejorar nuestra
comunicación, perdiendo el miedo
de expresar lo que pensamos,
sentimos o necesitamos, superando así la
idea que la otra persona debe saberlo todo sobre nosotros. De igual manera hemos
de trabajar en nuestra capacidad de
preguntar todo lo que necesitamos
saber sin suponer nada; ni
antes de
preguntar ni después de preguntar.
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