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sábado, 2 de agosto de 2014

Píldoras del Evagelio: EL MILAGRO DE LA PROVISIÓN ABUNDANTE DE DIOS


La indiferencia ante la necesidad de los demás  es la expresión más sínica del egoísmo. 


El milagro de la provisión abundante  de  Dios.

(Mt. 14, 13-22)

El pasaje bíblico está  situado  después  de  que  Jesús  pasa  por  dos situaciones difíciles. Experimenta  el rechazo de la  gente en su propia tierra(Mt.13,53-58) y  se  entera  de la muerte  de  Juan el Bautista, el  precursor  del  Reino, quien  ha muerto al ser  decapitado por  Herodes (Mt. 14,1-12).  En ese  contexto  de  acontecimientos  Jesús  decide  irse  solo  a  orar; no obstante, una gran  multitud  le sigue y  se  da  lugar  al milagro de la multiplicación de los panes.

El pan es  signo de  alimento y por  ello  es  signo del sustento de  la persona, no se  refiere  estrictamente  al producto  hecho con harina y puesto al  horno, Jesús mismo  dijo que no solo de pan vive  el hombre, sino de  toda  palabra que  sale  de la  boca  de  Dios (Mt 4,4).  En su sentido  más  amplio tener el pan  para el sustento del ser humano  implica tener  alimento,  techo, educación, recursos  naturales, justicia, paz y tener la  libertad  de  vivir una experiencia de  relación con Dios, todo en el fondo es creación de  la Palabra que  sale  de  la boca de  Dios que ha  creado todo para que la humanidad pueda tener lo necesario para vivir.  Así lo relata  el libro del Génesis: “ Y  dijo Dios que exista…” (Gn 1,1-31).

Por  ende, multiplicar  el pan, es dejar que lleguen a todos, los recursos necesarios  para  vivir dignamente como personas. Dios ha multiplicado los bienes  para  todos y  el  milagro de  Jesús  es  la muestra  de  que Dios es  el proveedor  de  todos y  nos  da lo necesario hasta  el punto de sobrar. El  hecho de  que en el milagro  hayan comido cinco mil hombres(sin contar mujeres y niños) y hayan sobrado doce canastos  es  el reflejo de  que la provisión de  Dios  es  mayor  a  la necesidad de  la  humanidad; no obstante  nos  podemos preguntar ¿Si  Dios da  de sobra por qué  hay tanta  gente  que  carece de alimento, de un techo y de  lo mínimo para  vivir? La respuesta  a  esta  pregunta  brota de  las  barreras del egoísmo que  muchos ponemos  para impedir  que  los  bienes  de Dios lleguen a  los demás.

La respuesta  la  podemos  encontrar  en el hecho de  que sí  haya suficiente para todos,  pero pocos  tienen  mucho y muchos no  tienen  nada. Hay pocos  que  tienen mucho a  cuesta de quitar  a los que tienen poco, a cuesta  del  egoísmo, la corrupción y la ambición que  se  disfraza en ideologías, en sistemas y políticas que  impiden que los más  débiles y pobres  puedan tener  algo.

En tal sentido  el pasaje  de hoy nos  da unas pautas  importantes  para vencer la barrera  del egoísmo y  dejar  que  el milagro  de  la PROVISIÓN ABUNDANTE DE DIOS llegue a todos.

1.    La compasión es  el primer paso para vencer la barrera del egoísmo. El pasaje  bíblico expresa que  Jesús  sintió compasión por la gente, sin despedirlos cuando caía la tarde y no tenían  que comer. De  esa compasión brota el milagro que responde  a la necesidad de la multitud. Por ende, sentir  compasión es comprender el dolor y la necesidad  del otro, es tener empatía con el que  sufre, tomando  conciencia de  su necesidad. Sentir  compasión es estar  con el otro en el momento difícil y no abandonarlo o desentenderse de  su problema venciendo así  la indiferencia que  es la expresión más sínica  del egoísmo.

2.    Compartir desde lo que tenemos con la mirada puesta  al cielo. El texto bíblico dice que alguien tenía cinco panes  y dos  pescados, y los  puso a  disposición de  Jesús quien los tomó en sus manos y  miró  al  cielo. Poner  a  disposición y mirar  al cielo es  comprender que  todo es  don de  Dios, que  de  El proviene y nos da para todos, mirar  al cielo es mirar con fe para superar  la mirada    humana  que  es limitada, incrédula, egoístas y se  fundamenta  sobre  criterios terrenales, basados en ideologías y políticas humanas. Sin la mirada  al cielo es imposible multiplicar, pues al mirar al cielo el corazón se llena de fe,  generosidad y el  amor caritativo que  supera el egoísmo.

3.    Dar  gracias es signo  de satisfacción. El texto narra  que  después  de mirar  al cielo con los panes en las  manos, Jesús  dio gracias.  Quien da  gracias  a Dios  comprende que  todo  proviene  de El, comprende  que  por  amor  de Dios  ha  recibido y por  ello ha  de compartir  con otros. El que  agradece  manifiesta  su  satisfacción de lo que  ha  recibido a  diferencia  del  insatisfecho que es egoísta, nunca  está contento con lo que  tiene, siempre  ambiciona más, y no comparte  porque  nada es  suficiente para  su ambición.

4.    Somos  instrumento que  Dios usa para distribuir sus bienes. Jesús  se  valió  de los  discípulos  para  que  repartieran los panes  y los pescados a  la  gente, si  los discípulos  se  hubieran  quedado con los panes y pescados, estos bienes  no habrían llegado  a  su destino. En tal sentido todos  nosotros  hemos  recibido  dones que  tenemos  que  hacer llegar  a  los  demás para que tengan una  vida  digna.


Dios nos  da dones para que  compartamos y nosotros solo somos  administradores  de esos  bienes, no  son para nosotros solamente ni  son de nuestra  propiedad; por ende, el que enseña  tiene la  tarea  de hacer llegar  la provisión del conocimiento al que no sabe, el que es  funcionario público  de  hacer llegar  los  recursos y servicios al pueblo, el medico compartir  la  salud con el que la necesita y el evangelizador  hacer llegar  el mensaje  de  salvación. Ser  buenos administradores de  los bienes implica   realizar  bien nuestra labor en la vida, hacerlo con honestidad sin corrupción y sin mediocridad ya  sea en el trabajo, en la  familia, en una obra de  altruismo  o en cualquier  contexto, si lo hacemos bien estamos  permitiendo que  la multiplicación de  los  bienes  de  Dios, lleguen a  quienes los  ha destinado. 

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