La fe, medio de salvación universal.
(Mateo 15, 21-28)
El texto bíblico nos adentra a uno de los
temas de controversia entre Jesús y
los grupos religiosos
de su tiempo, especialmente fariseos
y escribas; en esta ocasión tiene
que ver con el planteamiento de la universalidad de la
salvación cuya única
exigencia es la fe
en Jesús como el Hijo de Dios, idea que se contrapone al exclusivismo que
planteaban los judíos quienes
consideraban que solo serían salvadoS los
que pertenecieran étnicamente al pueblo de
Israel.
Aunque
inicialmente Jesús pareciera no atender a la
mujer por pertenecer al pueblo
pagano, los llamados perros en el contexto histórico; el milagro que realiza y
la exaltación que le hace a la mujer por
su fe, manifiestan la manera en
que la obra de Jesús supera el
exclusivismo y la exclusión promovida
por los judíos.
A
su
vez el texto es un reproche
a la actitud de los
judíos quienes no
acogieron a Jesús obligándole a
desplazarse a territorio pagano y la respuesta de fe de
la mujer es la muestra de cómo los que
inicialmente no eran los elegidos, son
los que acogen y reconocen a Jesús como el Hijo de Dios.
1. La fe
implica salir de nuestro terreno
para ir al encuentro con Jesús que se nos acerca. Salir al encuentro con Jesús a ejemplo
de la mujer cananea quiere decir que acojamos a Dios
que se acerca a nuestro terreno, o sea nuestra
realidad, nustra vida; para realizar su obra
salvífica cambiando nuestra manera
de pensar y actuar, transformándonos en hombres nuevos. En tal sentido la persona que
sale al encuentro con Jesús reconoce
su situación de pecado, deja
que Dios entre en ella y la transforme para llevar una
vida nueva.
2. La
suplica de fe se realiza con humildad. La mujer del evangelio se prostró ante Jesús, acto que refleja una
actitud de humildad que denota
su humillación y la exaltación
de Jesús
como Dios el único ante
quien hemos de
postrar nuestra vida. Suplicar
a Dios con humildad implica
sentirnos necesitados y saber que no somos
nada ante él, que es de él
quien recibimos lo necesario para
nuestra vida y que
por ello le doblamos
nuestras rodillas para
rendirle culto y adoración.
3. Dios
nos salva porque nos ama y porque
tenemos fe.
La fe es el único requisito para
hacer parte de la Iglesia y la salvación universal; en tal
sentido, no es la pertenencia a un grupo
específico o la identificación con una
corriente de pensamiento lo que
nos hace participes de la
salvación automáticamente. Pertenecer
a un grupo de creyentes, a
unas prácticas particulares de cristianismo
son los medio que cada persona
puede utilizar para llevar una relación
con Dios siempre y cuando lo haga con fe, dejando que Dios
guie su vida y
la transforme.
4. La
fe vence las barreras humanas.
Siempre vamos encontrar barreras humanas en nuestro camino de fe, expresadas en forma de
creencias, tradiciones o costumbres
que se arraigan en
nuestro medio y que nos generan exclusiones
e impedimentos para alejarnos del amor y la gracia de Dios. Lo importante es no
dejarnos vencer por esas barreras teniendo
perseverancia y convencimiento de aquel en quien tenemos nuestra
confianza es Jesucrito el Hijo de Dios.