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La vida es un caminar...
y cada día que pasa un avanzar.

sábado, 15 de febrero de 2014

Píldoras del evangelio: MÁS ALLÁ DEL MÍNIMO.

Más  allá del mínimo.
(Mateo 5, 17-37)




El pasaje  lo podemos  comprender  dentro  de  un contexto  de  controversia  de  Jesús  con los  fariseos  y  escribas, en  el  cual  cuestionaban a  Jesús su interpretación de  la ley  acusándole de no   cumplirla; en tal sentido,  el evangelista  San Mateo escribe  a  una comunidad muy  diversa(cristianos de origen judío y  otros  de origen pagano)    que llegó  confundirse con  las  acusaciones hechas a Jesús, por  ello el  escritos  Sagrado busca aclarar la  confusión  utilizando  cuatro  antítesis sobre las  enseñanzas  de  Jesús en las  que  cita  los  precepto de  los  antiguos y  los  supera  en exigencia yendo más  allá  del  legalismo y cumplimiento de la  letra muerta, para  trascender  al verdadero  fin  de la  ley  que  está orientado al  amor  a  Dios  y  al prójimo.

ENSEÑANZAS.

1.    La  vida  cristiana marca un alto nivel de  exigencia en el  cumplimiento  de la ley de Dios que  va más  allá  del  estándar o patrones mínimos  de comportamiento social, religioso o  ético. El sentido de la  vida  cristiana  que  Jesús enseña implica  asumir el  espíritu de la  ley que conlleva  a  un estilo  de  vida   en el cual lo que importa es  hacer el bien a los demás de la misma manera  que esperamos  se  nos haga  a nosotros, no porque  nos  lo exija la  ley, sino porque nos mueve  el amor a  Dios  y  a los  demás.

2.    En la  vida cristina, en cuanto a  hacer el mal  a los  demás, no  basta la materialización del  hecho en contra  del otro, sino que cuenta consentir la mala intención que  hay en el corazón, movida  por  el odio y presencia  del demonio  que nos hace  sentir  deseos e impulsos  de  dañar  a  otra  persona. El  hecho  de  consentir y alimentar  las malas intenciones ya  es  participación del  pecado.

3.     Ante la inclinación de experimentar en la  vida la  presencia  del  mal y  consentir los deseos y actitudes  desordenadas que nos  hacen daño y  dañan a los demás; Jesús propone la capacidad de tomar  decisiones para  eliminar o cortar aquello que aun sintiéndose como parte  de la  vida, tal como lo  es un ojo, un brazo o una pierna, es  necesario erradicar  de nosotros, aunque cueste  y  duela cortar; pero  su eliminación trae  a posteriori un bien trascendental.


4.    Queda  claro de manifiesto que  el pecado no está  en sentir, sino en consentir los  deseos y pensamientos que están orientados  a  hacer daño a los  demás; por ende, nuestra  tarea  consiste en ser  capaces  de identificar y  cortar, o eliminar, deseos  y sentimientos, para no consentir ni  materializar el mal  contra el prójimo. 

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