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y cada día que pasa un avanzar.

martes, 12 de agosto de 2014

Formación y desarrollo: SE TRATA DE CONVERSAR Y NO DE CONVENCER.

Que sus  conversaciones  sean siempre  agradables y de buen gusto, sabiendo responder a  cada uno como conviene. (San Pablo, Colosenses 4,6)

Se trata de conversar  y no  de convencer.




Aunque  la  comunicación es tan  normal en los  seres  humanos que a  diario nos estamos relacionando; no  siempre nos  comunicamos de manera   efectiva  y afectivamente positiva;  lo que genera muchos de nuestros conflictos en las   relaciones  personales  y   laborales.

Cada vez que nos  dirigimos a otra persona, nuestra  comunicación lleva  una  carga  emocional que  determina  la manera  de relacionarnos, la  manera  de  dirigir  las  palabras y usar  los  gestos corporales; como también de expresar  las  ideas. Por  ello es  importante prestar  atención a  las emociones  que nos  mueven al comunicarnos  si queremos mejorar nuestra  comunicación y  evitar  que  el  resultado  final de  una  conversación no  sea  el que  inicialmente  queríamos  alcanzar.

Nos puede costar comunicarnos  con un  compañero de trabajo, con el  jefe o  con un  subalternos  porque cada vez  que  emprendemos  una conversación sentimos  que  entramos  en una  pista  de competición en la  que  necesitamos   tener  la  razón sí o sí, no  hay  lugar  a  la  diferencia  de pensamiento, a la diversidad  de perspectivas o experiencias, solo existe  una manera, una  visión, y  es  la  nuestra; por tal    razón la conversación no es  un dialogo de aportes  y crecimiento entre  dos partes, sino  una  lucha  del  ego por  convencer  al otro de  que  tiene que pensar  igual a nosotros, renunciar  a  sus  ideas  y convalidar las  nuestras, esta  manera  de comunicarnos  es tan negativa  que nos  roba  energías, nos  genera malos  climas  laborales, aislamiento del  grupo de trabajo y por ende dificultades de relación en el la vida  laboral.

Propongo  a  continuación tres pasos que nos ayudarán a iniciar un proceso de mejoramiento en nuestra  comunicación desde la  parte  emocional:

1.    Hagamos un  análisis de las emociones que nos acompañan  al  comunicarnos. Quizás  podamos tener dificultades  en nuestra  comunicación de manera  inconsciente, lo que nos  hace  ir  por la  vida de conflicto en conflicto; por  ello, es importante que  hagamos  un análisis de las  emociones  que  nos acompañan  en nuestras  conversaciones. Para tal fin es  fundamental  preguntarnos  ¿Cómo  nos  sentimos en nuestros diálogos? ¿Nos  llenamos  de  rabia o   frustración cuando los demás no piensan igual? ¿Nos  valemos de  cualquier  medio para imponer nuestras  ideas y quedar  satisfechos? ¿No  dialogamos, si no  que polemizamos? ¿Cómo son los  resultados emocionales de nuestras  conversaciones, positivos  o negativos? ¿Demoramos tiempo conectados a las  emociones negativas después de una  conversación polémica? Tomar  conciencia  de  las  emociones  que acompañan nuestro dialogo o que quedan en nosotros después  de  una conversación es  muy  importante para iniciar un proceso de mejoramiento de nuestra  comunicación ya que  si   nos  damos cuenta  de  esta  realidad podemos buscar  los medios para  trabajar  en las  dificultades que  se nos estén presentando.

2.    Exploremos las  causas  de nuestras emociones negativas. Como sabemos todo efecto  tiene  una  causa. Por ello es importante  identificarlas   para  intervenir  sobre  ellas. Esto lo podemos hacer  mediante un trabajo de  autoconocimiento y de  reflexión que nos permita  identificar  de dónde  provienen nuestras  dificultades  al comunicarnos. Ya sea  de una necesidad de   aprobación debido a  las inseguridades  personales que  se han ido  creando en nosotros, ya  sea  de nuestra incapacidad  de aceptar las  diferencias  o nuestra necesidades  afectivas de sentirnos  querido solo cuando los demás  piensan igual  que nosotros; o bien sea  por nuestra incapacidad de expresar  la  diferencia de pensamiento que nos  lleva  a  la frustración de  tener  que someternos siempre  a la percepción del otro, aunque no estemos de acuerdo.  Tales causas  pueden estar  relacionadas  con conductas que  marcaron nuestra infancia  y  forjaron en nosotros rasgos  de un carácter  intolerante o inseguro.

3.    Trabajemos  en el mejoramiento de  nuestras dificultades. Esto exige  de  nuestra parte una dosis  de humildad para  reconocer  nuestras  falencias,  aceptar  que  los  resultados  emocionales  en nuestro interior dependen solo de nosotros y no de los  demás; de manera que si estamos experimentando emociones  negativas, el cambio tenemos que hacerlo es en nosotros y no en los demás. Identificadas  las  falencias  y dependiendo de la  gravedad  de  sus  raíces podemos aplicar acciones  acordes  a  la situación, en ocasiones  es  preferible  buscar  una  ayuda  profesional  que nos pueda  dar  las  orientaciones  adecuadas y  trabajar  de  forma acertada sobre las  causas;  importante también el apoyo de  personas  de  confianza o pequeños  grupos  que nos ayuden en  los ejercicios de mejoramiento. 


Una mejor manera de comunicarnos nos ayudará a  tener mejores  relaciones laborales con nuestros  superiores aun cuando no estemos  de acuerdo con sus planteamientos, los cuales tendremos que  respetar y cumplir. Y también una mejor  relación  con nuestros  colegas  y subalternos  cuando estén en desacuerdo con nuestras  ideas  y decisiones, quienes podrán tener una  visión diferente; y nosotros la  responsabilidad  de  decidir ya sea teniendo, o no, presente  sus perspectivas. Siempre nos  vamos a encontrar con esta  realidad: jefes con los que no estamos  de acuerdo y subalternos que no  están de acuerdo con nosotros. 

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